martes, 12 de agosto de 2014

Los yihadistas entierran vivos a los yasidíes en Irak

Hace solo cinco años, el aeropuerto de Erbil era apenas un edificio decrépito, con algunas garitas desvencijadas para el control de pasaportes. Hoy es un modernísimo edificio con todas las comodidades, incluyendo servicios internacionales de alquiler de vehículos y personal cualificado que habla un inglés excelente, símbolo de la bonanza petrolífera de la que goza la capital del Kurdistán iraquí. Pero esta prosperidad se ve amenazada por los avances de los yihadistas de Estado Islámico (EI), que han logrado situarse a apenas cuarenta kilómetros de la ciudad. El EI, tristemente famoso por sus atrocidades, concentra estos días sus represalias contra la minoría yasidí, un culto milenario preislámico a quienes los radicales suníes califican de«adoradores del diablo». Decenas de miles se han visto obligados a huir de la región de Sinjar, y muchos permanecen atrapados en las montañas desérticas de la zona.
«Tenemos pruebas flagrantes obtenidas de los yasidíes que huyen de Sinjar, y hay imágenes que muestran de forma inconfundible que el Estado Islámico ha ejecutado a al menos quinientos yasidíes», asegura el ministro de Derechos Humanos iraquí, Mohamed Shia Al Sudani. «Algunas de las víctimas, incluidos mujeres y niños, fueron enterradas vivas en fosas comunes en los alrededores de Sinjar», insiste, en una entrevista a Reuters.

Esclavas

«Los terroristas de Estado Islámico han tomado también a al menos trescientas mujeres yasidíes como esclavas. Algunas las han encerrado en la comisaría de Sinjar, y a otras se las han llevado a la ciudad de Tal Afar. Tememos que las saquen del país», afirma Sudani. «En algunas de las imágenes que hemos obtenido hay filas de yasidíes muertos a los que han disparado en la cabeza, mientras los combatientes del Estado Islámico celebran la matanza. Es una atrocidad», denuncia el político iraquí.
Pero a pesar de la terrorífica amenaza que se cierne sobre la ciudad, los habitantes de Erbil hacen frente a la situación con entereza. Bajo los helicópteros de combate que sobrevuelan la ciudad y entre los vehículos atestados de milicianos kurdos «peshmerga» que patrullan armados las calles, nos comentan su plena confianza en Estados Unidos. «¡América es buena! ¡Viva América!», nos asevera a gritos Ado, un hombre de mediana edad que toma té bajo la fortaleza que corona el centro de Erbil. Ante las risotadas de sus amigos, trata de besar la bandera de las barras y estrellas estampada en la camiseta de Harley Davidson de uno de sus compañeros. Una muestra más de lo extendida que está la gratitud hacia Estados Unidos. No en vano fue la zona de exclusión aérea impuesta por los norteamericanos tras la Primera Guerra del Golfo la que permitió establecer el germen de la actual administración kurda.

Independentismo

Una administración que podría llegar a convertirse en un estado independiente si el referéndum anunciado para dentro de unos meses por su presidente, Masud Barzani, llega a realizarse. La mayor dificultad para ello, la tradicional oposición de la vecina Turquía, parece haber desaparecido, pero la amenaza yihadista y las crecientes dificultades para vender el petróleo kurdo en el mercado internacional podrían complicar el proyecto.
Ado gesticula y hace ruidos de explosiones con la boca, intentando explicar cómo la aviación estadounidense ataca posiciones de los «yihadistas infieles». «Esos del Estado Islámico no son musulmanes ni nada parecido», aclara otro de sus compañeros. Porque para muchos kurdos, su lucha por el territorio también es «yihad» (guerra santa). «Por supuesto que no tenemos miedo», dice Ahmad Raxo, propietario de una ferretería. «Nuestros peshmergas han frenado a los combatientes del Estado Islámico, y ahora les vamos a aplastar. Nunca conseguirán tomar Erbil», asegura.
El principal riesgo, sin embargo, no parece ser la caída de la ciudad, sino su bombardeo. En los últimos días, varios informes de inteligencia aseguran que el Estado Islámico estaba tratando de acercar piezas de artillería al perímetro urbano. Dichas piezas parecen ser el objetivo prioritario de los bombardeos estadounidenses.
Los peshmergas, además, han logrado recuperar algo de terreno de manos de los yihadistas. Han tomado las localidades de Gwer y Majmur, de valor estratégico. La ofensiva aérea, además, ha permitido a miles de yasidíes escapar a territorio sirio, desde donde han sido escoltados de vuelta a Irak por los combatientes kurdos.
«Las fuerzas peshmergas kurdas han logrado que treinta mil yasidíes que huyeron del monte Sinjar, la mayoría mujeres y niños, crucen a Siria y regresen al Kurdistán», declaró ayer el representante kurdo Shawkat Barbahari. Y mientras, Barzani, que apoyos internacionales, lo ve claro: «No estamos luchando contra una organización terrorista. Estamos luchando contra un estado terrorista».

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