viernes, 15 de agosto de 2014

Un ataque a la humanidad

 

 por Elías Dayé




Vamos a tratar de analizar lo que nos esta sucediendo en estos momentos. El Todopoderoso creó los seres humanos para que vivan, nosotros no somos quienes para quitar vidas humanas.

Si reclamamos algo que es nuestro, ¿Qué necesidad tenemos de colocarnos una máscara, un disfraz, si el reclamo es auténtico? Además, ¿Con quién identificamos a los enmascarados? ¿Es lógico usar a niños como escudos humanos? Por otra parte, si reclamamos una propiedad y nos dan parte de ella, ¿Deberíamos cuidarla o destruirla? Sin duda, son todas éstas justificaciones para tapar su verdadero motivo que es la enfermedad llamada odio. Odio hacia uno mismo (ya que al inmolarse y esconderse tras las máscaras demuestran no querer ver la realidad, ni verse a sí mismos).

No valorarse es la primera premisa para autodestruirse. No quererse es no querer a los demás y por lo tanto, no medir las consecuencias. Los que matan son los que construyen túneles para destruir hogares, pero los que destruyen túneles, lo hacen para lograr la supervivencia del pueblo.

¿Cómo combatimos el odio? No sólo defendiéndonos físicamente, sino también fortaleciéndonos espiritualmente, queriéndonos a nosotros mismos, trabajando positivamente y generando, a partir de nosotros, obras de bien realizando Mitzvot (buenas acciones) y querer la vida mucho más de lo que ellos quieren la muerte. Para ello se hace imprescindible volver a nuestras raíces y esencias, devolver a la familia la alegría espiritual de aprehender la sabiduría del Talmud para iluminarnos e iluminar a los demás, prodigar la unión, el amor, hacer Tefilá  y cantar en una mesa de Shabat, todos con un mismo objetivo: servir al Todopoderoso que nos creó como seres humanos, para cumplir con las leyes las cuales fueron legadas en el monte de Sinai cuando D-s entregó a Moshe las tablas de la ley para todo el pueblo, por lo tanto tratemos de adquirir conocimientos para ayudar a formarnos como Iehudim y así seremos ayudados por D-s.



                                                                                                              Elías Dayé

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.