jueves, 9 de abril de 2015

Programa nuclear: Obama admite que Irán podría pisar el acelerador


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Irán y su programa nuclear
La portavoz del Departamento de Defensa, Marie Harf, demostró gran habilidad al intentar explicar ayer unas declaraciones realizadas por el presidente Obama durante una entrevista con la NPR en las que éste admitía ciertos aspectos embarazosos del acuerdo nuclear con Irán. Además de descartar la posibilidad de pedir a Teherán que retirara sus amenazas a la existencia de Israelantes de que Occidente diera el visto bueno a que se convierta en una potencia con capacidad nuclear, el presidente tuvo algo que decir respecto a la fase final del acuerdo, que aún está pendiente de redactar. Admite que en los últimos tres años de validez de las restricciones (que se levantarán al cabo de 15 años), el plazo “critico” para que Irán pueda construir una bomba (pese a que asegure lo contrario) se verá reducido a cero, frente a los actuales 2-3 meses. Esto nos dice mucho de lo poco que logrará el acuerdo nuclear en lo que respecta a la promesa del presidente de evitar que Irán logre la bomba.
Esto es lo que dijo el presidente:
Un peligro más relevante es que en los años 13, 14 y 15 tengan centrifugadoras avanzadas con las que enriquecer uranio de forma bastante rápida, y llegados a ese punto el plazo para alcanzar capacidad crítica se habría reducido prácticamente a cero.
Pero tengan en cuenta que actualmente ese plazo es sólo de unos dos o tres meses, según los cálculos de nuestros servicios de inteligencia. Así pues, básicamente estamos comprando la seguridad de que durante 13, 14 o 15 años tarden al menos un año en alcanzar la capacidad crítica (…) , de que si decidieran romper el acuerdo, expulsar a todos los inspectores, romper los sellos e ir a por la bomba, tendríamos al menos un año para responder. Y tenemos esa seguridad para bastante más de una década, por lo menos.
Y en los años 13 y 14 es posible que esos plazos para alcanzar la capacidad crítica sean mucho menores, pero para entonces tendremos mucha más idea de lo que implica su programa nuclear. Contaremos con mucha más información sobre sus capacidades. Y no ha disminuido la opción que tendrá un futuro presidente de tomar medidas si realmente tratan de obtener un arma nuclear.
Según Harf, lo que el presidente trataba de decir es que cree que el acuerdo garantiza un plazo de un año para alcanzar capacidad crítica durante el tiempo que se mantengan las restricciones. Pero lo cierto es que no lo parece, ¿verdad?
Una explicación imparcial de las declaraciones nos exige aceptar que el presidente ya admite que Irán seguirá trabajando en su programa nuclear hasta tal punto que el plazo para alcanzar capacidad crítica seguirá reduciéndose durante todo el tiempo de validez del acuerdo. Aunque es consciente de que ello supone un peligro, parece estar insistiendo en que, de algún modo, merced a la magia de la diplomacia y de las inspecciones, Estados Unidos habrá logrado tener tanta información sobre lo que pretende el régimen islamista que un futuro presidente estará perfectamente preparado para adoptar medidas inmediatas si se trama algo.
Hay mucho en lo que ahondar en todo esto. Pero atengámonos a lo que dijo Obama.
El primer punto que hemos de comprender es que el presidente está admitiendo, como no había reconocido hasta ahora, lo cerca que están ahora mismo los iraníes de alcanzar capacidad crítica. Tiene la esperanza, y hay que subrayar lo de “esperanza”, de que las reducciones en las infraestructuras nucleares iraníes que forman parte del acuerdo que promueve aumentarán ese plazo de tres meses a un año, aunque los expertos afirman que eso no son más que meras estimaciones, mientras que Obama las maneja como algo seguro.
El siguiente punto en el que centrarnos es que, aunque en determinado momento el presidente asegura que está “comprando” un plazo más largo para alcanzar la capacidad crítica mientras dure el acuerdo, pocas líneas después reconoce que, en realidad, no será así, porque ese plazo se reducirá durante el periodo de validez del acuerdo. ¿Por qué? No lo dice, pero lo que esto significa claramente es que, pese a sus bravatas respecto a cerrar el camino a la bomba, los iraníes estarán muy ocupados durante el acuerdo aumentado sus capacidades y su arsenal de combustible nuclear, que podrá transformarse rápidamente para emplearse en una bomba, si es que deciden hacerlo.
Aún peor es el hecho de que, pese a toda la grandilocuencia con la que se ha hablado de unas severas inspecciones, el acuerdo, tal y como lo entienden los iraníes, no exige que los inspectores de Naciones Unidas tengan acceso inmediato a las instalaciones nucleares si se presentan por sorpresa. Los iraníes tendrán derecho a retrasar o negarles el acceso. Eso, sin duda, provocará protestas, pero dado todo lo que se ha invertido en mantener vivo el acuerdo, es poco probable que Obama o un sucesor demócrata en la presidencia se arriesguen a romperlo por mantenerse firmes en lo relativo a las inspecciones.
En otras palabras: mientras que el presidente está dejando claro que es consciente de que Irán seguirá avanzando hacia la bomba, incluso mientras se supone que están respetando los términos del acuerdo, si decidieran infringirlo (como han hecho con todos los tratados anteriores) serían aún más capaces de alcanzar rápidamente capacidad crítica para construir una bomba antes de que expirara el plazo. Igualmente descorazonadora resulta la certeza de que, una vez expire, Irán no sólo contará con los medios para empezar a fabricar un arsenal nuclear de forma inmediata: además lo hará con la aprobación tácita de Occidente, a falta de un acuerdo subsiguiente.
Lo que el presidente está confirmando, aunque de forma involuntaria, es que, aun en las mejores circunstancias, contando con el cumplimiento de Irán, lo mejor que cabe esperar de este acuerdo es que la bomba iraní se habrá retrasado 15 años. Hay que admitir que no es algo que resulte del todo despreciable. Pero, dadas las circunstancias en las que Occidente está desperdiciando toda su influencia económica, política y militar para conseguir un logro tan nimio, eso supone todo un reconocimiento de la incompetencia de la diplomacia estadounidense.
Todo ello, por tanto, nos pone más en perspectiva la negativa de Obama a incluir otras cuestiones en el acuerdo, como el apoyo de Irán al terrorismo, sus amenazas a la existencia de Israel y su búsqueda de la hegemonía regional (que ha quedado clara con su intento de hacerse con el control del Yemen mediante peones chiíes y con el apoyo económico y armamentístico a los terroristas de Hamás en Gaza). En vez de asegurarse de que Irán no logre la bomba, el acuerdo lleva a la República Islámica, de manera inmediata, a las puertas de convertirse en potencia nuclear. Lo máximo que cabe esperar, si sale adelante, es un mero aplazamiento del momento en el que una potencia agresiva, islamista y antisemita consiga una bomba atómica. En el peor de los casos, el acuerdo influirá poco en el plazo para alcanzar capacidad crítica, que ya se está acercando a cero. No es mucho de lo que presumir, dadas todas las concesiones que Obama ha hecho durante estas negociaciones.
Si esto es, como insiste el presidente, lo mejor que podría haber conseguido Norteamérica, ¿cuánto más envalentonado tendrá estar un régimen islamista, que pronto tendrá una economía boyante gracias al levantamiento de las sanciones, para sembrar aún más caos es una región ya de por sí inestable?
Fuente: elmedio

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