martes, 21 de febrero de 2017

RECUPERAR LA MEMORIA
En más de una ocasión confundimos los “instintos” de los animales, con el acto de “escuchar a nuestro corazón”.
El pájaro marcha detrás de sus instintos, y no carece de absolutamente nada.
Porque si el ave pudiese “pensar”, tal vez dejaría de volar.
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Pero, nosotros, ¿sabemos a qué nos referimos con “escuchar a nuestro corazón”?
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Correcto, escuchamos voces en nuestro interior, pero:
¿es tu mente la que habla?
Y de ser así:
¿qué parte de ella? ¿su aspecto masculino o su aspecto femenino?
¿O acaso es el corazón el que nos habla?
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Pregunto:
¿en qué lenguaje nos habla “el corazón”?
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Aceptemos lo evidente:
El hombre moderno carece de “instintos conscientes” que le digan “lo que tiene que hacer”.
Y, a diferencia de los hombres del pasado, el hombre actual ya no tiene tradiciones que le digan “lo que debe ser”.
Entonces, ignorando lo que “tiene que hacer” e ignorando también lo que “debe ser”, parece que muchas veces ya no sabe tampoco lo que quiere en el fondo.
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En nuestra época equívoca y confusa, en la que carecemos de instintos existenciales, no podemos repetir, como un mantra exótico, la fórmula de “escuchar a nuestro corazón”, como si realmente supiéramos a qué nos referimos.
¿No sería más sano reconocer de modo inmediato –y sin que nadie nos escuche- que no tenemos la más mínima idea qué significa “escuchar al corazón”?
Tal vez así, ganemos tiempo, y terminemos por aceptar que sólo nos queda un camino por recorrer.
El camino de la Sabiduría.
El único capaz de rescatar de nuestro interior la memoria olvidada de los instintos existenciales.

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