sábado, 13 de mayo de 2017


 

Entre los días 3 y 7 de julio, la Universidad Complutense de Madrid, la mayor universidad Española por número de alumnos, celebrará un acto de propaganda política disfrazado de “curso de verano”. El acto está patrocinado por la Casa Árabe y cuenta con la colaboración de Misión Diplomática de Palestina en España, el Comité de las Naciones Unidas para el Ejercicio de los Derechos Inalienables del Pueblo Palestino, y la organización EuroMed Rights. El título del evento, “Palestina, medio siglo de ocupación. Una aproximación legal, política y humana”, ya es de por sí indicativo del carácter sesgado del “curso” que, a duras penas, puede ocultar su parcialidad y su naturaleza propagandística.

Llama la atención el hecho de que entre los participantes y conferenciantes del evento no haya presencia de ni un solo representante oficial de la embajada de Israel, o de algún participante que exponga y defienda la visión israelí del conflicto.



Todo lo contrario que acontece con la nutrida contrapartida palestina que, además de la presencia del responsable diplomático en España del ente palestino, Musa Amer Odeh, cuenta con la presencia de Nur Arafeh (Al-Shabaka , The Palestinian Policy Network), Salim Tamari (Jerusalem Quarterly), Mahmoud Abu Rahma (Al Mezan Center for Human Rights), Xavier Abu Eid (Negotiations Affairs Department, OLP) , además de la no-periodista Teresa Aranguren, una histórica del partido de extrema izquierda PCE que ha hecho de la continua crítica del estado de Israel una lucrativa forma de ganarse la vida o del profesor Isaías Barreñada firmante del manifiesto de apoyo al BDS académico.

La ausencia de cualquier tipo de réplica priva al “curso” de un mínimo rigor intelectual exigible y convierte un acto, presuntamente académico, en un lamentable ejercicio de propaganda política, indigno de cualquier institución universitaria que se precie, y que, a tenor de su programa y participantes, tiene como inconfeso objetivo el deslegitimar a la única democracia de oriente medio.

Este acto sólo es una parte de la intensa campaña de propaganda que, fiel a la narrativa pro-palestina en ámbitos universitarios, pretende falsear hechos, ocultar datos y justificar la violencia genocida y judeofoba a la que se enfrenta el estado de Israel desde el mismo inicio de su existencia y, con ello, transformar a los agresores en inocentes victimas libres de toda culpa y responsabilidad.

Capítulo aparte merece la injustificable presencia en el curso del terrorista Gonzalo Boyé Tusset condenado a catorce años de prisión por colaborar con la organización criminal ETA en el secuestro del industrial Emiliano Revilla. Por cuestiones de elemental higiene moral ninguna actividad universitaria debe dar acogida a probados terroristas, hacerlo así suponer dar tintes academicistas y validez intelectual a los postulados violentos, algo imperdonable en una institución, la universitaria, que en todo momento debe ser el atril del diálogo, la no violencia y la tolerancia.

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