Este último atentado puede ser considerado como ‘terrorismo de cuchillo y furgoneta’ y, además de la terrible lista de muertos y heridos, nos deja algunas lecciones que no deberíamos obviar. La primera es que la base del terrorismo no tiene una solución a corto plazo y que solo la eliminación de las causas profundas podrá poner fin a esta lacra. En segundo lugar, hay que pensar que por muchas medidas de control que los gobiernos puedan imponer, los terroristas siempre encontrarán un nuevo método de actuación que nos sorprenderá y que sembrará decenas de víctimas.
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