viernes, 14 de julio de 2017

Las aguas grises o usadas provienen del uso doméstico, tales como el lavado de utensilios y de ropa así como el baño de las personas. De este modo se pueden reutilizar directamente en el inodoro, para ahorrar agua.
Se distinguen de las cloacales contaminadas con excremento del inodoro, llamadas aguas negras, porque no contienen bacterias fecales, como Escherichia coli. Las aguas grises son de vital importancia, porque pueden ser de mucha utilidad en el campo del regadío ecológico.
Generalmente se descomponen más deprisa que las otras y tienen mucho menos nitrógeno y fósforo. Israel es pionero en la depuración con 15 años investigando sistemas de reaprovechamiento de aguas grises.
La reutilización de aguas grises en zonas secas puede requerir tratamiento para un riego más eficiente en suelos áridos y arenosos, según un nuevo estudio publicado en Chemosphere por investigadores de la Universidad Ben-Gurion del Instituto Zuckerberg del Negev (BGU).
Aguas grises incluyen las aguas residuales generadas en hogares u edificios de oficinas, excepto del inodoro.
El uso de agua gris ha demostrado ser seguro para el riego agrícola. “La mayoría de los esfuerzos de investigación científica y legislación se han centrado en los riesgos de salud de las aguas grises, mientras que se ha prestado menos atención a sus resultados ambientales, incluyendo su efecto sobre las propiedades del suelo”, dice el Prof. Amit Gross, jefe del Departamento de Hidrología y Microbiología Ambiental En el Instituto Zuckerberg.
“La reutilización in situ de aguas grises para riego se percibe como una forma económica y de bajo riesgo de reducir el uso de agua dulce y, como tal, está ganando popularidad tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados”, dice el Profesor Gross.
Los resultados de este estudio refuerzan las recomendaciones para tratar el agua gris antes de reutilizar para el riego, particularmente en las regiones áridas”.
Gross y su equipo encontraron que el agua gris no tratada no se infiltra a través del suelo tan fácilmente como el agua dulce y es más lenta para llegar a las raíces de las plantas. También puede causar escurrimiento del agua que conduce a la erosión.
“Esta condición, llamada” hidrofobicidad inducida por aguas grises, es probablemente temporal y desaparece rápidamente después del agua de lluvia o de los eventos de riego de agua dulce”, dice Gross.
“Sin embargo, es una preocupación más significativa en tierras áridas con precipitaciones insignificantes en comparación con regiones lluviosas.”
Según los investigadores, el tratamiento de las aguas grises mediante la biofiltración para degradar los compuestos orgánicos hidrofóbicos eliminaría el problema.
En el estudio, los investigadores examinaron cómo el agua gris induce la hidrofobicidad del suelo, así como su grado y persistencia.
Ellos crearon tres modelos de aguas grises que usan aguas tratadas y altamente tratadas para irrigar la arena de grano fino en comparación con un control de agua dulce.
El resultado fue que sólo el suelo de regadío crudo de aguas grises mostró hidrofobicidad, lo que se pudo mitigar con soluciones moderadamente y altamente tratadas.
Otros investigadores que colaboraron en el estudio fueron Ph.D. El candidato Adi Maimon del Departamento de Hidrología y Microbiología Ambiental y el Dr. Arye Gilboa del Instituto de Asociaciones Francesas de Agricultura y Biotecnología de las Tierras Secas.

 

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