martes, 11 de julio de 2017

Miguel de Cervantes, el judío de La Mancha

Cervantes

“El judío de La Mancha”
Mi pensamiento recorre ahora esa mitad sur de la vieja España. Esta tierra que desde comienzos de la Edad Media fue habitada por los numerosos descendientes de los originarios hebreos que inmigraban desde el Oriente Medio. Si bien muchos de ellos fueron víctimas de reiteradas expulsiones por no acceder renunciar a su fe, otros tantos trataron de adaptarse a esa sociedad, integrándose y conviviendo como podían con ese hostil mundo circundante, siempre acompañados de los dramáticos avatares que les acarreaba el ser devotos judíos en casa y buenos cristianos frente a la sociedad.
Era el caso de Miguel de Cervantes Saavedra, un personaje más bien enigmático pues debía llevar adelante una doble vida al ser su linaje de origen judío. Como escritor debía componer sus textos de una manera oculta para no quedar al descubierto frente a las amenazas de la Inquisición. Seguramente produjo ese gran milagro de que El Quijote fuera el único libro sospechoso de judaizar de aquellas oscuras épocas que logro eludir las destructivas llamas de la intolerancia.
A pesar de las acostumbradas especulaciones intelectuales está confirmado de que Cervantes era un judío converso y que pudo escribir El Quijote gracias a los eruditos conocimientos de los sagrados libros de los sabios de su pueblo. La semblanza tradicional española lo describe como un cristiano tradicional pero las evidencias más profundas - tanto de su personalidad como de su obra - lo ubican en las antípodas de un "cristiano viejo". No nos olvidemos de que los judíos de la época además de ser personas muy instruidas, intentaban sobrevivir de cualquier manera posible a las persecuciones y cacerías de brujas oficiales, debían eludir nada más y nada menos que la terrible condena a la hoguera.
Cervantes utilizó muy bien esas fuentes judías, que dominaba con precisión, las conocía demasiado bien echando por tierra que no era un cristiano viejo, de que era un judío oculto, un marrano, un pseudo converso. Su libro es el dramático alegato de un hombre desesperado por querer comunicar un mensaje censurado y autocensurado desde su origen, un grito de impotencia, una sombra de tristeza por querer trasmitir una sabiduría no solo prohibida, también demonizada.
Cervantes nos dejó muchas pistas ocultas en El Quijote. En el primer y famoso párrafo de la novela, "En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme..." nos trasmite en esta frase que no está señalando una zona geográfica concreta, nos habla precisamente de esa mancha judía que lo acompaña inexorablemente desde su nacimiento.
La mayor hazaña de Cervantes no fue solo escribir El Quijote, fue salvarlo de las hogueras de la Inquisición, utilizando sus profundos y abundantes conocimientos de cábala para trasmitirnos en forma oculta un mensaje que sigue vigente hasta el día de hoy. Su gran logro fue escribir "un libro oculto" que consiguió burlar la censura de los tribunales inquisitorios.
Aunque el nos dijo que "la libertad es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos" Cervantes no fue libre pues nos tuvo que escribir en forma oculta y figurada para que él y su obra no hayan ido a parar a la gran hoguera, por ese tan grave delito de judaizar.
Si no soy yo ¿quién?, si no es ahora ¿cuándo?
si es solo para mí, ¿de qué sirve? (Hillel)
Dr. Guido Maisuls
Periodismo de opinión e investigación
www.identidades.com.ar

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.