viernes, 4 de agosto de 2017

¡SHABAT SHALOM!
SOBRE LAS VERDADES Y SUS CARETAS
Tal vez no exista nada más peligroso que instalarse, cómodamente, en “la verdad absoluta”.
Porque cada entendimiento, acaba de dejar atrás algo incomprendido.
Porque cada certeza, acaba de superar una duda.
Y porque cada acierto, está relacionado con nuestras torpezas anteriores.
Normalmente, los que se sienten cómodos en su palacio de verdades incuestionables, son aquellos que han comprado “comida hecha”.
Es decir, una teoría completa, una ideología envuelta para regalos, una fe basada en un “sentimiento” o una “creencia”.
Y todo, obviamente, está fundamentado en un misterio inexplicable o en una extraña revelación.
Señales, indicios, acertijos.
La verdad dogmática atrae al ignorante, al que menos sabe, al vago intelectual, al que no está dispuesto a poner sus “verdades” bajo la lupa de nadie.
Ni siquiera bajo la lupa de su propia mente.
Y también atrae a los más débiles, que se refugian tras las murallas de sus convicciones, temerosos de comprobar que incluso, la misma realidad, se opone rotundamente con sus verdades de pacotilla.

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