El 7 de junio de 1981, la misión recibió luz verde. El Jefe de Estado Mayor de las FDI, teniente general Rafael Eitan, informó a los pilotos personalmente. Con una emoción inusual, les dijo: “La alternativa es nuestra destrucción”. Con esa expresión en mente, catorce F-15 y F-16 salieron volando de la pista de la base Etzion de la Fuerza Aérea en el Neguev, y procedieron a pasar por el espacio aéreo jordano, saudí e iraquí, para atacar el reactor nuclear iraquí construido por Francia. El vuelo a Irak fue hecho a baja altura para minimizar la posibilidad de ser detectados por el radar de aviones en cualquiera de las naciones árabes que los aviones sobrevolaron.
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