. En 1948, Jerusalén se convirtió una vez más en la capital de un estado judío soberano. La ciudad nunca fue capital de ninguna otra nación y se ha mantenido en el centro de la vida nacional y espiritual del pueblo judío desde que el rey David la convirtió en la capital de su reino en el año 1003 A.C. y continuo como la capital de la dinastía davídica durante 400 años más hasta que el reino fue conquistado por los babilonios. Tras el regreso del exilio babilónico, en el 538 A.C, Jerusalén fue nuevamente la capital del pueblo judío durante los siguientes cinco siglos y medio.
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