lunes, 14 de mayo de 2018

ODA A JERUSALEM
“Un aire fresco de montaña
Y aroma a pinos
Que con el viento de la tarde
forma sonidos…”
(Naomi Shemer)
No me atrevo a cantarte, Jerusalén,
Es tan pequeña mi pluma…
Eres palpitante rosa abierta
En las colinas de Judea,
que en su amurallada soledad
Resplandece de belleza.
Verdes pinos,
Altos cipreses
Y prietos olivares
Serpentean
En las montañas doradas
Y sobre la blanca piedra.
Vía Dolorosa,
Minaretes moros,
Un muro secular,
La Torre de David,
La cúpula de oro
Y el aura de Cristo, Moisés y Mahoma
Planeando en su entorno.
Iglesia de la Adormición,
Muralla de las Cien Puertas
Por donde vendrá el Mesías;
Sobrecogedor camino
De oxidados esqueletos
Flanqueando el acceso,
Y de la joven sangre vertida
Recordando el precio.
“Conozco una ciudad
Que se transformó en luz…”
Así cantaron tus poetas
Exaltando tu virtud.
Yo no me atrevo a cantarte, Jerusalén,
Y en tus sinuosas callejas,
Ebria de esplendor y gloria
Mi arpa, transida, se queja.
“Si te olvidare, Jerusalén,
Que Dios anule mi diestra…”
(Salmos)
Batia Hetzilevich (mi mami)
Del libro Pétalos al Viento

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