jueves, 17 de octubre de 2019

ESTÁ DESAPARECIENDO, Roby Varsano PERO NO SIN LUCHAR-MILIM CULTURAL
La comunidad judía más antigua de Suiza está desapareciendo, pero no sin luchar
En un artículo publicado en Haaretz en octubre de 2018, el periodista contó la historia de los judíos de Suiza a los que se les permitió vivir durante tres siglos, solo en dos aldeas.
En este relato tomamos conocimiento es sobre su resistencia y supervivencia frente a la persecución. Ahora, la mayoría de los judíos en las aldeas suizas de Endingen y Lengnau se encuentran bajo tierra.
El legado más conmovedor según David de estos shtetls casi desconocidos son las miles de tumbas, las lápidas desmoronadas y cubiertas de musgo que se hallan en un tranquilo cementerio en una ladera. Hoy, la comunidad se ha reducido a un puñado de almas. Pero los últimos judíos de Endingen y Lengnau todavía luchan por preservar esta herencia única luchando contra  el antisemitismo en Suiza y donde se pueda.
Al noroeste de entre los siglos XVII y XIX, estos dos pueblos fueron los únicos lugares donde los judíos podían vivir en Suiza. La mayoría de los shtetls de Europa Oriental fueron borrados de la faz de la tierra entre las dos guerras y la Shoá que afectaron la región. Pero Endingen y Lengnau han sobrevivido casi intactos, a pesar de la persecución constante. "Esta es la comunidad judía sobreviviente más antigua de Suiza", dice Jules Bloch, uno de los líderes de la pequeña comunidad..
Los judíos comenzaron a venir a Renania, la región que abarca el norte de Alemania en la actualidad y de la Alsacia y la Lorena del (y lo que luego se convertiría en el norte de Suiza) bajo el Imperio Romano, y para el siglo XIII había una comunidad en cada ciudad importante, dice Simon Erlanger, profesor de historia judía en la Universidad de Lucerna. Pero todas las comunidades fueron aniquiladas por masacres y expulsiones, especialmente después de la Peste Negra de mediados del siglo XIV, los judíos fueron acusados de envenenar las agua.La mayoría de los sobrevivientes huyeron a la Mancomunidad Polaco-Lituana, por lo que los judíos ashkenazíes mayoritariamente se establecieron con Europa del Este.
Las autoridades permitieron a los judíos a principios del siglo XVII vivir solo en Endingen y Lengnau, el Cantön de Argtau ,tolerando su presencia por razones políticas y económicas. En Europa se estaba librando la Guerra de los Treinta Años, una guerra religiosa entre protestantes y católicos, además de otras cuestiones. La mayoría de la población de Argau era católica, no querían judíos ahí, pero los protestantes sí. El historiador Erlanger sostiene que pudieron quedarse porque “los judíos eran una fuente de ingresos muy importante  para las autoridades”.
 Algunos judíos, sin embargo, continuaron como pequeños grupos campesinos llevando una precaria existencia entre Suiza, el sur de Alemania y Alsacia. Mantenían sus prácticas y costumbres judías, con su propio idioma, el idish occidental. La supervivencia judía dependía de cartas de protección que debían comprarse a las autoridades y renovarse periódicamente. Los judíos con las prohibiciones existentes se dedicaron principalmente al tráfico y comercio de ganado pagando impuestos especiales. A los judíos y cristianos se les prohibió vivir en la misma casa, lo que condujo a una solución única aún visible en Endingen y Lengnau: muchos edificios antiguos tienen dos entradas una al lado de la otra: una para judíos y otra para cristianos.
 Muchos judíos emigraron porque a pesar de que debían pagar por sus licencias matrimoniales les fueron negadas por las autoridades que buscaban limitar el número de hogares judíos. Esta política empujó a muchos a emigrar. Entre ellos estaba un miembro destacado de la comunidad, un viudo llamado Simon,  se fue con su familia a los Estados Unidos en 1847, porque le negaron el permiso para volverse a casar. El apellido de Simon era Guggenheim, y su hijo Meyer fundaría la dinastía Guggenheim de magnates mineros y filántropos del arte. Debido a la prohibición de la propiedad, los judíos también tuvieron que enterrar a sus muertos más allá de la frontera suiza, en una isla pantanosa en tierra de nadie al otro lado del Rin. En 1750, después de que la isla se inundara, se les permitió comprar un terreno a medio camino entre los dos shtetls para construir un nuevo cementerio. Estos terrenos ahora forman el cementerio judío más antiguo de Suiza y aún albergan unas 2.700 tumbas. A pesar de las muchas restricciones, a los judíos se les permitió cierta autonomía para administrar sus asuntos comunitarios, construir escuelas, mikves (baño de purificación ritual) e incluso una carnicería y panadería kosher.
Las dos sinagogas, construidas a mediados del siglo XIX, aún se alzan sobre las pintorescas y bajas casas de pueblo. Hay servicios, rara vez, en Endingen. El tamaño de las sinagogas está en relación a la población comunitaria que en 1850 alcanzó su número más alto de 1.500 habitantes... Cada sinagoga tenía su propio rabino y cantores
Amenaza de Expulsión
En 1798, con la invasión napoleónica y su intento de otorgarle la Emancipación a los judíos, se produjo una revuelta y un pogrom en Endingen y Lengnau en 1802, durante el cual los judíos fueron atacados y sus propiedades saqueadas y destruidas.
"Imagínese esto: quizás había 2.000 judíos en el país en ese momento, y a pesar de esto hubo una gran revuelta  en todo el país", dice Erlanger. Napoleón cedió y las reformas emancipadoras fueron abolidas. Los judíos solo lograron obtener plenos derechos en 1874 cuando la libertad religiosa se consagró en una nueva constitución. La Emancipación  provocó que la mayoría de los judíos eligieron salir de los shtetls y buscar mejores oportunidades en las ciudades suizas o en el extranjero.
Además de los Guggenheims, otros emigrados de renombre cuyas familias eran de Endingen y Lengnau, incluyen a William Wyler, al compositor Ernest Bloch y el pintor Varlin (nacido Willy Leopold Guggenheim). Los pocos judíos que han permanecido no se resignan a desaparecer silenciosamente en la historia. Como es el caso de Boch, por ejemplo. Dejó su profesión en la banca, se convirtió en un comerciante de ganado, como había sido tradición en su familia durante generaciones. En una celebración de Sucot, en una  sucá de su ciudad con muchos visitantes, la comunidad se esfuerza en recibir a otros judíos de todo el país, en cada festividad importante, celebrando sus tradiciones juntos en la cuna de los judíos suizos.
Bloch comentó que son muy importantes los programas de extensión hacia los no judíos y que son financiados y apoyados por las autoridades locales. Han creado un Camino Cultural Judío que conecta las dos aldeas. La iniciativa ofrece visitas guiadas a los principales sitios judíos y ha sido recorrida por unos 50,000 visitantes desde su apertura, dice el jefe del proyecto, Oppenheim. La mayoría de los visitantes tienden a ser no judíos de Suiza y países vecinos, cuenta Oppenheim. . . "La ignorancia de la gente sobre el judaísmo aquí es enorme", él mismo dirige a menudo los recorridos . “Le pregunto a cada uno de nuestros visitantes qué les viene a la mente cuando piensan en la palabra judíos. Normalmente obtengo dos respuestas: el Holocausto y el dinero, es decir, los judíos son ricos. Nada más. Ni una palabra sobre los grandes logros del judaísmo en religión, cultura, ciencia”.
Los recorridos son a menudo la primera introducción de la historia que los visitantes tienen de la persecución sufrida por los judíos en Suiza y el resto de la Europa cristiana desde la Edad Media, dice Oppenheim."Muchos visitantes se dan cuenta por primera vez de estos hechos increíbles y catastróficos",  “Muchos me abrazan”. Otros tienen lágrimas en los ojos, comienzan a llorar o rezar. Muchos regresan y quieren saber más.
Otros [me han dicho que] viajan a Israel debido a nuestras visitas guiadas Oppenheim ahora está trabajando en otro proyecto de divulgación denominado "Puerta doble", después de las entradas segregadas de las antiguas casas de Endingen y Lengnau"Nuestro objetivo es contrarrestar el antisemitismo que actualmente está creciendo aquí en Europa, lo que muestra cuánto de los viejos mitos y estereotipos sobre los judíos han permanecido”

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