LAS CABEZAS MAS FRIAS SABEN QUE HAMAS DEBE SER REMOVIDO
Por Ralph Schoellhammer
Mayo, 2025
traducida por Marcela Lubczanski
La evidencia está ahí: El ataque cometido por Hamas el 7 de octubre del 2023, no fue un levantamiento espontáneo contra las condiciones "estilo campo de concentración” como afirmaron algunos expertos sino una maniobra estratégica ideada para hacer descarrilar una paz más amplia en el Medio Oriente. Como informa el Wall Street Journal, han sido descubiertos documentos por parte de las fuerzas armadas israelíes que revelan la verdadera intención del 7 de octubre: “Yahya Sinwar, jefe de Hamas en Gaza, dijo a sus colegas terroristas que se requería de un ‘acto extraordinario’ para hacer descarrilar las conversaciones de normalización que él dijo amenazaban con marginalizar la causa palestina.”
Siendo la causa palestina, por supuesto, la destrucción total del Estado de Israel. Un estado palestino independiente al lado de Israel nunca fue el objetivo del liderazgo en Gaza, y esto está demostrado mejor por el hecho que ellos tuvieron, de facto (aun cuando no de iure), un estado. Hamas gobernó Gaza sin competencia, y pudo haber preparado todo el terreno para un estado en funcionamiento si tan sólo hubiese decidido hacerlo. El argumento que esto fue impedido no por las fechorías de los islamistas sino por un bloqueo israelí pasa por alto un punto importante: Si Hamas fue capaz de contrabandear dentro cohetes, armas y materiales de construcción para construir una vasta red de túneles, ellos muy seguramente podrían haber sido también capaces de contrabandear el equipo necesario para plantas de energía y unidades de desalinización. ellos eligieron no hacerlo porque la guerra contra Israel era más importante que el bienestar de la población bajo su cuidado.
Esta actitud fue otrora común en el Medio Oriente, pero los palestinos son cada vez más los últimos aferrados a esta forma de pensamiento unidimensional. En los últimos años, los estados árabes han adoptado cada vez más un enfoque pragmático hacia su relación con Israel. Este cambio fue demostrado más notablemente por los Acuerdos de Abraham del 2020, a través de los cuales los Emiratos Arabes Unidos y Bahréin reconocieron oficialmente al Estado de Israel. Alrededor de la misma época, miembros prominentes de la familia real saudita empezaron a criticar abiertamente al liderazgo palestino y expresando interés en unirse ellos mismos a los Acuerdos de Abraham. Estos acontecimientos empujaron al Hamas suní a fortaleces sus lazos con Irán, la principal potencia chií de la región. A medida que el mundo árabe avanza hacia normalizar las relaciones con Jerusalén, es probable que muchas naciones árabes pierdan la paciencia con grupos políticos que siguen comprometidos con el conflicto violento con Israel. Tanto el liderazgo de Hamas en Gaza como el régimen iraní en Teherán comprenden que sus ambiciones de influencia regional serían debilitadas significativamente por un frente unido consistente en Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita.
Aunque esto no significa que ya no haya más hostilidad hacia Israel en el mundo árabe, demuestra que ya no es más la prioridad principal para los líderes árabes regionales. Recientes sondeos entre los sauditas comunes revelan significativa resistencia a la normalización: sólo el 14% apoya permitir que la aviación civil israelí vuele sobre territorio saudita, el 13% permitiría que los equipos deportivos israelíes participen en eventos dentro del reino, y apenas el 7% daría la bienvenida al primer ministro de Israel en una conferencia internacional celebrada en Arabia Saudita. Esta oposición pública generalizada presenta un reto sustancial para los líderes sauditas, quienes deben equilibrar las ambiciones diplomáticas con los sentimientos de sus ciudadanos.
Hamas esperaba que provocando a Israel para que entre en una dura respuesta militar podría cambiar el paisaje político regional. Las imágenes de víctimas palestinas resultantes de la represalia israelí ya han agitado a la opinión pública, obligando incluso a esos gobiernos árabes que han adoptado recientemente posiciones pragmáticas hacia Israel a revertir a posiciones más confrontativas y contrarias a Israel a fin de preservar la legitimidad interna y evitar la reacción del público. Sin embargo, como ha mostrado la visita reciente de Trump a la región, las cabezas más frías parecen estar prevaleciendo. El pueblo de Gaza está pagando un duro precio por la apuesta de Hamas, llevando a sólo una conclusión clara: Hamas debe ser eliminado, ya que no están dispuestos ni son capaces de convertirse en un socio genuino para la paz. Tras puertas cerradas, los líderes de Arabia Saudita a Egipto están conscientes de esto, e incluso el nuevo liderazgo islámico en Siria parece dubitativo de apoyar a sus aliados ideológicos en Hamas. Si los actores regionales entienden esto, tal vez sea hora que el Occidente lo acepte también y abogue por la rendición incondicional de Hamas.
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