lunes, 26 de mayo de 2025

De SP!KED

 ISRAEL ES TODAVIA EL CHIVO EXPIATORIO DEL MUNDO

Ninguna otra nación en el mundo ha enfrentado tantas acusaciones espurias de crímenes de guerra, sólo por defenderse.

Por Rob Killick
Mayo 21, 2025
traducida por Marcela Lubczanski

¿Está Israel realmente orquestando una hambruna masiva en Gaza? Esa es una de las acusaciones que están siendo actualmente investigadas tanto por la Corte Penal Internacional (CPI) como por la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Desde que Sudáfrica acusó a Israel de cometer un genocidio contra los gazatíes en diciembre del 2023, Israel y sus líderes han quedado bajo intenso escrutinio de estos organismos internacionales, particularmente respecto al bloqueo de alimentos y ayuda.

Es llamativo que Israel sea el primer y único país en haber sido acusado del crimen de guerra de hambruna. Naturalmente, los bloqueos de alimentos y otras formas de ayuda son y han sido comunes a lo largo de la historia de la guerra. Esto plantea dos preguntas obvias. Primero, ¿tienen fundamento las acusaciones? Y segunda, ¿por qué Israel está siendo marcada para el castigo? 

Estas son ciertamente afirmaciones serias. Anteriormente esta semana, Tom Fletcher, quien está a cargo de la operación de ayuda de Naciones Unidas en Gaza, afirmó que 14,000 bebés podrían morir en Gaza en las siguientes 48 hras si la ayuda no llegaba a ellos. La semana anterior, Tom Fletcher dio un discurso excoriando a Israel en el Consejo de Seguridad de la ONU. ‘Cada uno de los 2 millones de palestinos en la Franja de Gaza enfrenta el riesgo de hambruna’, dijo. ‘Uno de cada cinco enfrenta hambruna.’ Durante la guerra de Israel contra Hamas desde el 7 de octubre del 2023, las agencias humanitarias han advertido del riesgo de hambruna. En las últimas semanas este aspecto del presunto 'genocidio' de Israel ha llegado particularmente al foro. La realidad es que, hasta ahora al menos, sigue siendo solamente un 'riesgo.'

No hay dudas que la guerra, como todas las guerras, ha traído dificultad, peligro y derramamiento de sangre al pueblo de Gaza. Pero Israel se ha asegurado que, a pesar de varios períodos de bloqueo, ingrese suficiente ayuda en la región para impedir la hambruna. Hay incluso un plan para que Israel entregue la ayuda directamente a Gaza. Irónicamente, este plan está siendo bloqueado por la propia ONU, la cual probablemente resiente del hecho de ser dejada fuera del proceso de distribución de ayuda. La controvertida Agencia de Naciones Unidas de Ayuda y Obras (UNRWA) había estado administrando previamente la ayuda ahí, pero fue proscripta por Israel después que salió a la luz que algunos de sus miembros del personal habían tomado parte en la masacre del 7 de octubre.

También vale la pena destacar que el mundo parece haber olvidado las otras incontables hambrunas que han estado ocurriendo en otros lugares. La semana pasada, el presidente estadounidense Donald Trump anunció el fin de 13 años de sanciones contra Siria. Estas sanciones – las cuales fueron respaldadas por la Unión Europea, Reino Unido, Canadá y Australia entre otros – han tenido un impacto devastador sobre el pueblo sirio. Para el año 2024, de acuerdo con el Programa Alimentario Mundial: ‘Un total de 9.1millones de personas tienen inseguridad alimentaria. Tanto la desnutrición materna como desnutrición aguda en niños menores de cinco años están en los umbrales de la emergencia global.'

Es generalmente aceptado que las sanciones económicas occidentales, junto con el impacto de la guerra civil, empeoraron las condiciones de vida para los civiles sirios al punto de la hambruna. Pero ¿adónde estuvieron los pedidos de colocar a Estados Unidos, la Unión Europea, el Reino Unido o a cualquier otro en el banquillo de los acusados por las consecuencias de sus acciones? En su lugar, la comunidad internacional se ha felicitado a sí misma por su rol en derribar al régimen de Assad.

¿Entonces por qué Israel ha sido acusada por la CPI y la CIJ cuando combate para paralizar al régimen terrorista de Hamas en Gaza? Para empezar, Israel es vista como un blanco fácil por parte de estos organismos internacionales – un tipo de 'fruta al alcance de la mano’. Esto es en gran medida porque la opinión occidental ya la ha proyectado en el rol del villano en su conflicto con Hamas. En la escena internacional más amplia, Israel es vista como el malhechor típico.

Por supuesto, la realidad es muy diferente. Israel es la única democracia en el turbulento Medio Oriente. Es también el único estado judío en el mundo. Está involucrada actualmente en una guerra contra un enemigo antisemita que desea borrarla del mapa. Israel no es un opresor 'colonial' o genocida, como se afirma tan a menudo, sino un país marcado por su propia historia trágica de invasión, violencia y sufrimiento. Pero con pocos simpatizantes en la escena mundial, Israel termina siendo el punto focal conveniente para la indignación global.

Ese no es el fin de la historia. La posición agresiva de la CPI contra Isarel es también una señal de problemas más profundos entre las instituciones internacionales. En la era luego de la Segunda Guerra Mundial, una red de abogados, organizaciones no gubernamentales y activistas progresistas – trabajando a menudo a través de la ONU – se propusieron defender las leyes universales de la guerra. Su objetivo era desmantelar la noción tradicional de soberanía estatal en favor de la responsabilidad global. Sin embargo, ese consenso de la posguerra se está deshaciendo ahora. Incluso Estados Unidos, otrora un pilar de ese orden mundial, ha recurrido a sancionar a la CPI, afirmando que tiene intereses tanto contra Estados Unidos como contra Israel.

De hecho, desde el inicio, la CPI ha luchado por ganar apoyo universal. Aunque fue establecida como un guardián de la justicia internacional, las grandes potencias tales como Estados Unidos, China, India y Rusia nunca adhirieron a ella. Hungría también ha señalado hace poco su descontento saliéndose de la CPI después de una visita del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu.

En su núcleo, proyectos como la CPI y la CIJ son un desafío globalista a la soberanía nacional y son profundamente no democráticas. Las leyes obtienen autoridad moral de ser aprobadas por representantes del pueblo electos – algo que los tribunales internacionales no pueden replicar. Sin respaldo democrático, estas instituciones muy a menudo caen presa de agendas políticas, en lugar de servir como árbitros imparciales de la justicia.

Contra este telón de fondo, el procesamiento de Israel se ha transformado en una prueba de apuestas altas para la credibilidad de organismos como la CPI y la CIJ. Esto pudo ser visto jugando en la audiencia de la CIJ contra Israel en La Haya el mes pasado. Mientras criticaba las acciones de Israel contra Gaza y la ONU, la consejera palestina Blinne Ni Ghralaigh instó al tribunal a reafirmar la brújula moral del Estatuto de la ONU. Ella advirtió que el orden internacional se estaba desmoronando y expresó la "contínua esperanza desesperada que la ley internacional podría prevalecer finalmente."

Deberíamos esperar que estas organizaciones sigan perdiendo su influencia. Entonces ya no podrán tomar como blanco injustamente a un estado soberano como Israel por ejercer su derecho a la defensa propia. El colapso de estas instituciones vacías no puede llegar lo suficientemente pronto.

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