Hoy celebramos el corazón y el alma del pueblo judío: nuestra capital eterna, Jerusalén.
Hace 58 años, las FDI liberaron la Ciudad Vieja, y después de 2.000 años, las pisadas judías regresaron al Muro de los Lamentos.
Este día no se trata solo del pasado.
Se trata de nuestro futuro.
Un futuro en el que Jerusalén siga siendo entera, fuerte y orgullosamente nuestra.

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