¡SHABAT SHALOM, ALMAS MARAVILLOSAS!
Nos destruyeron edificios, casas y fábricas.
Pero nuestra Emuná quedó intacta, sin grietas ni fisuras.
Pero nuestros sueños continúan latiendo en nuestros corazones.
Nos asustaron, a nosotros y a nuestros hijos.
Pero nuestra dignidad flamea como la más bella bandera.
Nos arrojaron misiles sobre hogares, edificios, escuelas y hospitales, blancos civiles por excelencia.
Pero no les devolvimos con la misma moneda, y arrancamos de cuajo el mal nuclear, incluso para el bien del mundo ciego, sordo y mudo.
Y una vez más, sí, reconstruiremos nuestro País, tal como lo hicimos tantas veces, con la Torá en una mano y un arma en la otra.
Porque un Pueblo eterno no se desanima ni baja sus brazos, aunque el camino sea largo y tortuoso.
¡AM ISRAEL JAI!
¡Por siempre y para siempre!


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