Gene Simmons, el iconico roquero del grupo Kiss conoce al veterano de 100 años que liberó a su madre de un campo nazi.
Un momento extraordinario se vivió la noche del lunes en Washington, cuando Gene Simmons, el líder de 75 años de la legendaria banda de rock Kiss, conoció a Harold «Hal» Urban, veterano de la Segunda Guerra Mundial de 100 años de edad que participó en la liberación del campo de concentración donde la madre de Simmons estuvo prisionera cuando era adolescente.
- Los recuerdos de Urban de la liberación del campo de concentración Mauthausen siguen siendo vívidos y traumáticos incluso a sus 100 años.
Describió el hedor abrumador de restos humanos quemados, los prisioneros demacrados que se tambaleaban en la confusión y el terror, y el trauma sicológico que resultó ser más devastador que el combate convencional.
- Su unidad sepultó aproximadamente 500 cadáveres en las 24 horas siguientes a la liberación del campo, un sombrío testimonio de los sistemáticos esfuerzos de exterminio del régimen nazi.
“Fue un impacto emocional mayor que el combate ver esas cosas.”, dice. - “El combate es algo para lo que estás entrenado. Pero no estaba entrenado para esto”.
Unas 90.000 personas murieron en el campo de concentración de Mauthausen, ubicado junto al río Danubio cerca de la ciudad de Linz, en la Austria ocupada por Alemania.
Aunque Urban no recuerda con certeza haber conocido a Flora Klein, la madre de Simmons, durante aquellos caóticos días, ambos estaban en Mauthausen al mismo tiempo.
- Klein tenía tan solo 14 años, una de los miles de prisioneros judíos cuya supervivencia dependía enteramente de que el avance aliado los alcanzara antes de que la maquinaria de muerte nazi pudiera completar su labor.
Tras la guerra, Urban regresó a la vida civil, estableciéndose como agricultor en Illinois y criando a nueve hijos.
Sin embargo, las heridas sicológicas de su servicio en tiempos de guerra, en particular sus experiencias en los campos de concentración, nunca sanaron del todo.
- “El sicólogo dijo que cuando se cría una familia, las pesadillas desaparecen, pero cuando los hijos se van de casa, regresan. Y eso fue lo que pasó”, reflexiona Urban.
Simmons, nacido en Israel tras la aliá de Klein después de la guerra, creció conociendo las experiencias de su madre en el Holocausto tan solo en términos generales.
- Klein, como muchos sobrevivientes, rara vez hablaba del tema.
- Solo durante los últimos años Simmons comprendió la magnitud de lo mucho que su existencia dependía de circunstancias históricas ajenas a cualquier control.
- «Ella estuvo en ese campo a los 14 años», explica Simmons.
- «Apenas hablaba de ello. Ahora sé lo cerca que estuve de no existir».
Harold “Hal” Urban, con la misma chaqueta de lana “Eisenhower” que usó tras ayudar a liberar un campo de concentración hace 80 años, inspeccionó de pies a cabeza al hombre que estaba a su lado este lunes por la mañana.
«¿Ese es el que saca la lengua?», preguntó Urban antes de conocer a Gene Simmons el Día de los Caídos. "No es mi tipo de música. A mí me gustan Bing Crosby y Lawrence Welk».
«¿Ese es el que saca la lengua?», preguntó Urban antes de conocer a Gene Simmons el Día de los Caídos. "No es mi tipo de música. A mí me gustan Bing Crosby y Lawrence Welk».
Simmons, con pantalones de cuero, botas blancas de piel de serpiente y gafas oscuras —sin el maquillaje de Kiss—, no mostró la lengua al conocer a Urban.
- Extendió la mano y sostuvo la de Urban durante un larguísimo momento, agradeciendo al veterano de la Segunda Guerra Mundial de 100 años, condecorado con el Corazón Púrpura, por su participación en la historia de vida del icónico rockero.
Los dos hombres recorrieron juntos en una brillante carroza roja, blanca y azul la capital del país, en el vigésimo desfile anual del Día de los Caídos, unidos por una historia de guerra.
Algunos fans le gritaron a Simmons: «¡Rock and roll! ¡Geeeen!», y muchos vitorearon a Urban: «¡Gracias, señor!»
Algunos fans le gritaron a Simmons: «¡Rock and roll! ¡Geeeen!», y muchos vitorearon a Urban: «¡Gracias, señor!»
Jonathan Duschnitzky
Fragmento de artículo en The Washington Post.
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.
Fragmento de artículo en The Washington Post.
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.

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