Quien bendijo a nuestros padres, Abraham, Isaac y Jacob, bendecirá a los soldados del ejército de la defensa de Israel, que custodian nuestra tierra y las ciudades de nuestro Dios, desde la frontera del Líbano hasta el desierto de Egipto, desde el Mar Grande hasta la entrada del Arabá, y en todo lugar donde se encuentren, en tierra firme, en el aire y en el mar.
¡Que nuestros enemigos que se levantan contra nosotros sean aplastados ante su rostro!
Bendito sea el Santo, de todo mal y angustia, de toda aflicción y enfermedad, y que Él envíe bendición y éxito a toda obra de sus manos.
Él someterá a quienes nos odian y los coronará con una corona de salvación y una diadema de victoria.
Y cumplieron la Escritura: «Porque es vuestro Dios quien va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros».
Y dijeron: «Amén».
Obra de Mauricio Avayu
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