miércoles, 12 de mayo de 2010
Likud Argentina News : MORDECHAI DAYAN Z”L
Lamentamos comunicar el fallecimiento del javer Mordechai Dayan Z”L
Viejo militante del Movimiento Sionista Liberal y del Likud fue activo miembro del KKL del cual fue copresidente del Directorio Mundial.
El Pueblo de Israel se encuentra de luto.
Tanscribimos una entrevista a Mordejai Dayán Z”L que le fuera realizada por Mario Wainstein
Fuente KKL
"Llevamos a cabo dos revoluciones, la ecológica y la agraria"
"Soy un huérfano político, de padre y madre”, se empeña Mordejai Dayán en asegurarse que la frase aparezca tal como la ha enunciado. Tras ella hay una verdad menos trágica, quizás, pero indiscutible: Dayán, viejo militante del Partido Liberal, se confiesa también simpatizante del Partido Radical de Ricardo Balbín en Argentina. Ninguno de los dos partidos vive hoy en día y Dayán, pese a que por sus funciones pasadas es miembro vitalicio del vapuleado Comité Central del Likud, -"lo único que me interesa allí es apoyar el liderazgo de Bibi Netaniahu, que creo que es alguien con conocimiento y experiencia”- considera que el partido dejó hace tiempo de ser su hogar político.
Durante el encuentro, que se prolongó sin advertirlo mucho más de lo previsto, Dayán insistió también en que no sabe escribir y no es un ideólogo, y ello a diferencia de sus hermanos. "Yo hice carrera política”, dice con orgullo, y reconoce que lo que sí sabe es hablar.
Su familia proviene de un pequeño pueblo cercano a Kiev, en Ucrania. Su bisabuelo Pinjas era por lo visto el juez entre los judíos de la región, y de allí el apellido Dayán o Daien, es decir, juez. Entre sus hijos estuvieron Abraham y Eliahu, quienes si bien aún se mantenían en el mundo tradicional de la aldea judía, eran también ya más abiertos a la cultura circundante.
Los hijos de Abraham -Shmuel, Eliahu y Bela- se radicaron en Eretz Israel. De ellos surgió el frondoso clan de los Dayán, que comprende a tantos personajes de la vida pública israelí, desde el Gral. Moshé Dayán hasta el ex ministro de Finanzas Igal Horowitz y el cantante Aviv Guefen entre decenas de celebridades.
El hijo de Eliahu, Arie Leib, dejó también la aldea natal y se disponía también a emigrar a Palestina, pero fue su primo Shmuel, que llegó a Europa enviado en misión por el Keren Kayemet Leisrael (KKL), quien le dijo que no era un buen momento para venir y le recomendó que viajara a Argentina, donde ya tenía familia. Y así fue.
En 1928, con su esposa Jana y dos hijos, Moshé y Rajel (Mordejai es el único que nacería ya en Argentina, en 1929), llegó Arie Dayán a las colonias del Barón para ejercer la docencia, cosa que hizo hasta 1931. Su esposa Jana, dicho sea de paso, tiene también su propia alcurnia: su abuelo Bentzion Skariton era tío, por parte materna, del poeta nacional, Jaim Najman Bialik.
La co-presidencia, una solución
Dayán quería verme porque hace un tiempo, y a raíz de la propuesta de ley presentada en la Knéset de utilizar al KKL para impedir la venta de tierras a árabes, yo escribí un artículo indignado ("El fraude está en la discriminación”, 25.9.07), que concluía con una frase que le dolió: “Hablan de no defraudar a los donantes (judíos del KKL – M.W.) y hacen que me arrepienta y me avergüence de cada céntimo que puse en la pushke celeste, porque el verdadero defraudado aquí soy yo”. Dayán lo vivió como si hubiese hablado mal de su familia. Le ofrecí que respondiera, pero entonces surgió aquello de que no sabe escribir, y así nació esta entrevista, que tiene más que ver con él y su entorno que con el KKL: es el precio que paga al ser la nota mía y no suya.
Sus dos hermanos escribían. El mayor, Moshé, un respetado académico e intelectual de primera línea, publicó algunos memorables artículos en Aurora y tradujo al español una antología de poemas de Uri Tzvi Grinberg. Su hermana es Rajel Hendler, asidua columnista de este semanario y docente como parte de su identidad.
"Yo en cambio siempre fui político y en eso tuve éxito”, dice Dayán, que asegura además que en ese aspecto es parecido al padre, con la diferencia de que él lo hace con más habilidad. A ambos les apasionó siempre la actividad política comunitaria y ninguno de ellos, ni el padre ni el hijo, supieron hacer negocios u ocuparse de cosas cotidianas. Les aburre.
Desde muy joven estuvo Mordejai Dayán inmerso hasta el cuello en la política comunitaria. Mientras su hermano Moshé se alistaba en las filas de Betar y Jerut, él lo hacía en Hanoar Hatzioní y el Partido Liberal. Su primer encuentro personal con el KKL, si se obvia aquel viaje de Shmuel Dayán que de alguna manera fue decisivo, tuvo lugar en el año 1952.
A Buenos Aires llegó Shmuel Zakif, invitado por el KKL local. El cargo de representante del KKL en Argentina quedaba vacante y Zakif señaló al joven Dayán como candidato. En diciembre de ese año, junto a una delegación de docentes hebreos, viajó a Israel para perfeccionarse y prepararse para ejercer su función, pero a su regreso el nombramiento no prosperó. De todas maneras, fue la primera vez que hacía un viaje, de un mes y medio, costeado por el KKL.
Después de muchos años de actuación comunitaria, hizo aliá junto con su hermano Moshé en el mismo avión con sus respectivas familias. Como integrante del Partido, tuvo acceso a diferentes cargos, notablemente el de secretario general de los Sionistas Generales desde 1972 y presidente después. Sus padrinos políticos eran Simja Ehrlich y Arie Dultzin. Fue este último quien, cuando tuvo que ceder posiciones en un cargo que tenía reservado para Dayán, presionó para darle la Presidencia del KKL.
No era fácil, porque en la presidencia estaba Moshé Rivlin, de Mapai (Ajdut Haavodá), una figura legendaria y respetada. Dultzin proponía dos presidentes, como en el Departamento de Colonización de la Agencia Judía, que también los tenía. La resistencia persistía y Dultzin parecía dispuesto a vencerla y tenía los medios para ello, pero fue el propio Dayán quien, con una iniciativa conciliadora que le es muy característica, encontró la solución.
Fue él quien propuso respetar la jerarquía y el prestigio de Rivlin, de manera que siga siendo el único presidente del KKL, en tanto que él sería co-presidente. "Y así se hizo”, recuerda; "no había ninguna diferencia entre nosotros, nos dividimos el mundo para poder actuar en forma independiente, pero siempre nos ayudamos y jamás tuvimos una decisión que no hubiera sido de común acuerdo”.
El KKL, una pasión
Dayán puede hablar sobre el KKL y sus bondades durante horas. Cerca de los 80 años, el entusiasmo que pone le otorga una mirada joven, con ganas de hacer más.
Tiene recuerdos pero también presente, porque sigue concurriendo, pese a estar retirado, a la institución, donde todos lo recuerdan para bien, cosa que él atribuye a su forma de vida sencilla: nunca viajó ni viaja en una clase que no sea la turista, ni se aloja en hoteles lujosos.
Pese a ser radical y a que el nombre del ex presidente argentino Carlos Menem no es hoy políticamente correcto, le guarda un grato recuerdo por haber venido a Israel a la inauguración de la explanada José de San Martín que él promovió. Cuando en 1991 se cumplió el centenario del KKL, obtuvo una audiencia ante Menem, ante quien pronunció su credo institucional: "El KKL ha llevado a cabo una revolución ecológica y una revolución agraria, al arrendar las tierras por 49 años sin venderlas”. En esta institución, dice, el pueblo judío se moviliza para la paz y no para la guerra.
Con respecto al futuro, cita a Dultzin, que era optimista y decía: ¿Si no creyera sería mejor? Hay lugar para el optimismo, porque hemos progresado en los últimos 40 años y los árabes hablan de paz. "Creo que habrá una generación árabe con la cual podremos convivir, el primer ministro palestino Salam Fayad es un buen ejemplo de ella. En definitiva, todo depende de nosotros, de que no seamos débiles, porque la paz ha sido y será una consecuencia de nuestra fuerza”.
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