7/2/11
Por Eric Rassbach y Ashley Samelson McGuire
El 4 de junio, Salman Taseer, el gobernador de la mas grande provincia de Pakistan, se encontro a almorzar con un amigo en Islamabad. En el camino a la cafetería esa tarde en el coche le dispararon 26 veces con una metralleta.
Taseer, musulmán, fue asesinado por uno de sus guardaespaldas, debido a su oposición a enjuiciar a Asia Bibi, una mujer cristiana en virtud de la ley sobre la blasfemia de Pakistán. En un caso que ha atravesado a la sociedad pakistaní, la Sra. Bibi fue condenada a muerte en noviembre pasado por insultar al Islam.
Debido a que él era gobernador de Punjab, Taseer fue presionado para que silenciara sus críticas. Como él mismo dijo días antes de ser asesinado en Twitter: "Yo estuve bajo presión enorme para amedrentarme ante la mas correcta presion sobre la blasfemia. Me rehuse. Incluso si soy el ultimo hombre de pie."
El asesino, el fundamentalista islámico Mumtaz Qadri, es responsable por la muerte de Taseer. Pero las Naciones Unidas está implicada también. Cómo? Ha apoyado en repetidas ocasiones leyes sobre blasfemia, como la de Pakistán, en nombre de la defensa de la religión.
La ONU se metió en el tema del apoyo a las leyes de blasfemia hace más de 10 años. Desde 1999, la Asamblea General de la ONU ha aprobado una resolución cada año en la que pide a los países tomar medidas para impedir la crítica a la religión. Los países que patrocinan las resoluciones - entre ellos Pakistán - siempre lo han hecho en nombre de los 47 miembros de la Organización de la Conferencia Islámica (OCI), la cual vota como un bloque.
Originalmente, la resolución anual atacaba la "difamación del Islam". Desde entonces, ha venido a centrarse en "la difamación de las religiones" o, más recientemente, en la "vituperación de las religiones." Pero este léxico en general no ha cambiado el propósito de la resolución: Cada año se pide a los gobiernos promulgar leyes que protejan a las religiones de la crítica.
La razón por la que países como Pakistán promueven la resolución es para poder tener una justificación en el derecho internacional para sus leyes existentes sobre blasfemia. La línea oficial de la ONU es que tales leyes protegen a las minorías religiosas. De hecho, hacen justamente lo contrario, como lo demuestra el asesinato de Taseer. En los días anteriores al asesinato, los clérigos radicales encabezaron una violenta huelga general de 24 horas protestando por posibles modificaciones a la legislación sobre blasfemia y el apoyo a la sentencia de muerte de la Sra. Bibi.
El caso de la Srta. Bibi no es un hecho aislado. Desde la adopción moderna de las leyes de blasfemia en 1979 por parte de Pakistán, más de 30 personas acusadas de blasfemia han sido asesinadas por turbas de linchamiento. La ley es utilizada a menudo para obtener una ventaja en disputas comerciales y de propiedad. Dado que una persona acusada de blasfemia es culpable hasta que se demuestre lo contrario, la ley crea poderosos incentivos para hacer acusaciones falsas. La resolución anual de la ONU ayuda a los acusadores.
La única partecita de buena noticia es que el apoyo a la resolución de blasfemia se está hundiendo rápidamente. El cambio de la Conferencia Islámica de "difamación de las religiones" a "vituperación de las religiones" fue provocado por la reducción del apoyo de gobiernos democráticos como Corea del Sur. A pesar de los esfuerzos de la Conferencia Islámica por encubrir la verdadera intención de la resolución de blasfemia, en 2010, la resolución fue aprobada por el más estrecho margen en la historia. Setenta y nueve países votaron a favor, 67 votaron en contra y 40 se abstuvieron - planteando una fuerte posibilidad que pronto podría ser derrotada.
Pero la ONU puede hacer más que eso. Ha llegado el momento que la comunidad internacional no sólo rechace la resolución protegiendo las leyes de blasfemia, sino que condene directamente las leyes sobre blasfemia como violaciónes profundas a la libertad de religión y de expresión.
Los gobiernos que se preocupan por los derechos humanos deben apoyar una "Resolución Taseer" abogando por la derogación de leyes sobre blasfemia y condenando sus terribles efectos sobre la libertad de religión y pensamiento. Proteger tales valores es la razón por la cual la ONU fue fundada en primer lugar.
El Sr. Rassbach es director nacional de litigios y la Sra. Samelson McGuire es directora de programas del Fondo Becket para la Libertad Religiosa.
Fuente: The Wall Street Journal- Este artículo fue traducido por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Cordoba.
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