miércoles, 16 de febrero de 2011

ENTENDIENDO A LA HERMANDAD MUSULMANA

Por Bret Stephens


Es lo que a la buena gente en la calle 40 Oeste le gusta llamar un "Clasico del Times." El 16 de febrero de 1979, el New York Times publicó un largo artículo de opinión de Richard Falk, profesor de derecho internacional en Princeton, bajo el título "Confiar en Khomeini."
"La representación de [Khomeini] como fanático, reaccionario y portador de crudos prejuicios parece ciertamente y felizmente falsa", escribió el Sr. Falk. "Lo que también es alentador es que su entorno de asesores más cercanos está compuesto uniformemente por individuos moderados y progresistas."
Después de seguir en este sentido por algunos párrafos, el profesor concluyó: "Después de haber creado un nuevo modelo de revolución popular basado en su mayor parte en tácticas no violentas, Irán todavía puede proporcionarnos un modelo desesperadamente necesario de gobierno humano para un país del tercer mundo." Hurra.





El Times está en eso otra vez. La semana pasada, el periódico publicó un artículo de opinión de Essam El-Errian, un miembro del Consejo Guía de la Hermandad Musulmana, quien ofreció esta balsámica opinión sobre su organización: "Nuestro objetivo es lograr la reforma y los derechos para todos: no sólo para la Hermandad Musulmana, ni sólo para los musulmanes, sino para todos los egipcios." Coincidiendo con este punto de vista, el periodista del Times Nicholas Kulish escribió el 4 de febrero que los miembros de la Hermandad "venimos como personas de fe con conciencia cívica."
Es fácil dejarse engañar por la Hermandad: Ocho décadas como una organización disciplinada, clandestina, exteriormente involucrada en trabajo social de beneficencia, los ha hecho expertos en adaptar los mensajes para los distintos públicos. La Hermandad también ha tenido cuidado en distinguirse de los seguidores salafistas de Sayyid Qutb, él mismo un hermano musulmán que ha desarrollado el concepto del takfir, que permite a un musulmán denunciar a otro musulmán como apóstata y tratarlo en consecuencia. "El pensamiento de la Hermandad no tiene la tendencia de... tomar medidas violentas", me dijo en El Cairo en 2006 Muhammad Habib, ex guía supremo adjunto de la Hermandad.
Pero si eso cuenta para la moderación en el contexto de la política intra-islámica, difícilmente hace a la Hermandad moderada para los estándares occidentales. Hassan al-Banna (1906-1949), fundador de la Hermandad, era un admirador de los movimientos fascistas de su época, y tenía ambiciones similares por su propio movimiento.
"Andalucía, Sicilia, los Balcanes, el sur de Italia y las islas del mar romanas eran todas tierras islámicas que tienen que ser restauradas a la tierra del Islam", escribió en un mensaje dedicado a los jóvenes musulmanes. "Como el señor Mussolini creía que estaba dentro de su derecho revivir el Imperio Romano... del mismo modo, es nuestro derecho restaurar al imperio islámico su gloria."
Hoy en día la Hermandad ha adoptado una estrategia política en consonancia con el dictamen de Banna que el movimiento no debe exagerar en su camino hacia "[subyugar] a cada gobernante injusto a su mando": "Cada una de estas etapas", el advirtió a sus seguidores, "implica ciertos pasos, bifurcaciones y medios." Así, la Hermandad ha salido de su camino en las últimas semanas para aparecer en la luz más benigna, haciendo un aliado del ex jefe de la AIEA, Mohamed ElBaradei, y abjurando de cualquier ambición política inmediata.
Pero eso no significa que los hermanos no tengan idea de lo que están buscando. "Pensamos muy bien de un país cuyo presidente es importante, valiente y tiene una visión, que el presenta en la ONU, en Ginebra, y en todas partes", dijo Kamal al-Hilbawi de la Hermandad a la television Al-Alam de Iran a principios de este mes, refiriendose a las negativas del Holocausto y del 11/S por parte del Mahmoud Ahmadinejad. "Nosotros pensamos muy bien de un país... que se enfrenta a la hegemonía occidental, y es científica y tecnológicamente avanzado. Desafortunadamente, estas características pueden ser encontradas solamente en la República Islámica de Irán. Espero que Egipto, Arabia Saudita y Túnez sean así."
Tampoco debería haber ninguna duda sobre aquello a lo que la Hermandad se opone. "La resistencia es la única solución contra la arrogancia sio-americana y la tiranía", sermoneó Muhammad Badie, guía supremo de la Hermandad, en octubre. "La mejora y el cambio que la nación [musulmana] tiene por objeto sólo pueden ser alcanzados... levantando una generación de jihadistas que busquen la muerte al igual que los enemigos buscan la vida."
Tales observaciones pueden llegar como un duro golpe para James Clapper, el Director de Inteligencia Nacional, quien la semana pasada declaró en el Congreso que la Hermandad era "en gran medida laica" (una observación de la que su oficina luego se retractó). También puede sorprender a un círculo de analistas occidentales que están convencidos que la Hermandad se está moviendo en una dirección moderada y sólo será más domesticada por medio de la participación en la política democrática. Pero la evidencia de esa suposición se basa principalmente en lo que la Hermandad le dice a los occidentales. Lo que dice en árabe es otra historia.
En el año 2005, los candidatos de la Hermandad tomaron el 20% de la votación parlamentaria. Gamal al-Banna, el hermano más joven de Hassan, me dijo una vez que ellos disponían de tanto como el 40% de apoyo. Ninguna cifra es una mayoría. Pero a menos que las fuerzas laicas de Egipto puedan coalicionarse en partidos políticos serios, la gente para quienes el Islam es la solución no encontrarán que las cadenas de la democracia sean mucho problema.
Fuente: The Wall Street Journal- Este artículo fue traducido por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.