By EDWARD N. LUTTWAK
El gobierno de Obama, al igual que gran parte del mundo, no está reaccionando ante la situación en Egipto, un país mayoritariamente rural poblado principalmente por campesinos pobres. Está reaccionando ante el espectáculo de los medios de comunicación en el centro de El Cairo, en el que grandes multitudes, pero en gran parte de la clase media se han reunido para exigir la remoción del presidente Hosni Mubarak.
Curiosamente, los pocos periodistas que hablan árabe egipcio coloquial informan que entre la mayoría pobre de la población -aquellos que visten el traje tradicional (chilaba) y dependen del pan subvencionado por el Estado- muchos siguen apoyando el Sr. Mubarak. Ellos saben que Egipto es el mayor importador mundial de trigo, y que parte de el se paga con ayuda de EEUU. Mientras que los precios de mercado han aumentado en un 17% desde el pasado mes de octubre, el pan racionado de los pobres sigue siendo muy barato.
Quizás los empobrecidos- un cuarto de los egipcios viven con menos de $2 por dia- temen que un gobierno más moderno que el de la dictadura paternalista del Sr. Mubarak frente el actual subsidio al pan, o que un gobierno mas islamista no reciba ayuda americana. De cualquier manera, muchos egipcios tienen la prudencia de los más pobres. Ellos no pueden darse el lujo de tomar riesgos con lo desconocido-como un gobierno post-Mubarak.
La administración Obama y los gobiernos de Europa serían prudentes en seguir su ejemplo, pero por supuesto no pueden. La opinión de la élite en Occidente es casi unánime en sus certezas: Mubarak tiene que irse ahora! Los temores de una toma islamista son exagerados, argumentan. La oposición en las calles es "moderada", como lo es la Hermandad Musulmana, que probablemente iría a ganar al menos un tercio de una votación inmediata. No es frecuentemente recordado que Hamas no es más que la rama de Gaza de la Hermandad Musulmana que llegó al poder a través de las elecciones y ahora se rehusa a tener más elecciones.
El gobierno de Obama, al igual que los manifestantes en la Plaza Tahrir, rechazó la promesa de Mubarak de dimitir en ocho meses después de las elecciones nacionales en septiembre. Según el Secretario de Prensa de la Casa Blanca, Robert Gibbs, el presidente Obama llamó por teléfono al líder egipcio el martes por la noche y le dijo: "El tiempo de la transición ha llegado, y ese tiempo es ahora."
Que la gente se niegue a esperar es emocionalmente comprensible, pero EEUU y otros gobiernos con buenas intenciones deben ser más pacientes. Se necesitan por lo menos ocho meses para organizar una elección importante. Esperar hasta septiembre permitiría a las partes que no sean la Hermandad Musulmana el tiempo para organizarse.
Si el Sr. Mubarak parte ahora, el resultado es probable que sea un Egipto anarquico o islamista, o algo de ambos hasta que otra dictadura surja. No es por casualidad que desde Marruecos a la India no haya democracia, excepto aquella levantada por EEUU en Irak: El Islam convencional, no sólo el islamismo, rechaza la legitimidad de la legislación democrática que pueda contradecir la ley islámica de Sha'ria.
EEUU es ampliamente visto como la principal potencia interesada debido a que hasta la crisis actual ha tomado la iniciativa de apoyar al régimen de Mubarak y antes de eso al régimen de Anwar Sadat.
Sin embargo, es Europa la que sufrirá las mayores consecuencias si el régimen de Mubarak es derrocado y seguido por la Hermandad Musulmana o la anarquía. Aparte de la pérdida de exportaciones a Egipto, se perderán las inversiones nacionales, sobre todo en el turismo (no más bikinis en Sharm El Sheikh con la Hermandad Musulmana en el poder), y más inmigrantes ilegales que intenten ingresar a Europa.
En cuanto a Israel, es probable que pierda un aliado en Egipto, pero poco probable que se enfrente a una amenaza militar en el corto plazo: Las fuerzas armadas egipcias equipadas por EEUU no podrían luchar una guerra sin suministros norteamericanos- y llevaría al menos $20 mil millones y 10 años reequiparlos con armas no americanas.
En cualquier caso, a los demócratas egipcios no se le deben negar ocho meses para construir partidos de oposición viables ante las próximas elecciones.
El Sr. Luttwak, asesor del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, es el autor de "Estrategia: La lógica de la guerra y la paz" (Belknap, 2002).
Fuente: The Wall Street Journal- Este artículo fue traducido especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba.
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