Por Seth Lipsky
El ex Primer Ministro israelí Menajem Begin solía advertir en contra de decidir el status político de Jerusalem en el Congreso americano. Pero, qué pasa con la Corte Suprema? Es una cuestión apremiante porque el máximo tribunal de Estados Unidos pronto podría pronunciarse sobre si en virtud de la ley americana, Jerusalem es o no parte de Israel.
El tribunal ha aceptado escuchar un caso en que la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, está siendo demandada por un ciudadano norteamericano de 9 años llamado Menajem Binyamin Zivotofsky. MBZ, como el tribunal se refiere al joven, nació en Jerusalem y quiere que la Embajada americana en Tel Aviv le expida un certificado de nacimiento en el extranjero declarando que el nació en Israel. Lo que hace al caso tan explosivo es no sólo que involucra la cuestión de Jerusalem, sino que también enfrenta a la rama ejecutiva contra el Congreso. Al aceptar entender en el caso, el tribunal ordenó específicamente a los abogados que se centren en si la ley "vulnera en forma inadmisible la facultad del Presidente de reconocer soberanías extranjeras." El caso también implica aclaraciones presidenciales al firmar la ley. Puede un presidente, al firmar un artículo de legislación anunciar que no está de acuerdo con parte de el y no tiene intención de hacer cumplir la ley?
Los abogados de la señora Clinton, argumentan que este caso plantea una cuestión política del tipo que la Corte Suprema ha desestimado en el pasado. Pero no es un conflicto entre, digamos, demócratas y republicanos. Involucra una ley aprobada en el año 2002, cuando el Senado era controlado por los demócratas y la Cámara de Representantes por los republicano.
La legislación relevante es la parte del Acta de Autorización de Relaciones Exteriores del 2002 que trata de "la política de EEUU con respecto a Jerusalem como capital de Israel." La Corte Suprema juzgará la provisión estableciendo que "a los efectos de la inscripción del nacimiento, certificación de nacionalidad, o emisión de un pasaporte de un ciudadano americano nacido en la ciudad de Jerusalem, la Secretaria [de Estado], a pedido del ciudadano o tutor legal del ciudadano, registre el lugar de nacimiento como Israel."
El proyecto de ley fué aprobado por el Senado, del que la señora Clinton era entonces miembro, por unanimidad. En otras palabras, ella ahora se está rehusando a llevar a cabo una ley que ella ayudó a aprobar. Pero cuando el presidente George W. Bush firmó la ley, el emitió una aclaración al firmar indicando que él no tenía intenciones de aplicar esa parte de la ley. La medida, el dijo, "interfiere en forma inadmisible con la autoridad constitucional del Presidente de conducir los asuntos exteriores de la Nación y supervisar el poder ejecutivo unitario."
El Sr. Bush también se quejó que "la dirección pretendida, si es interpretada como obligatoria y no de asesoramiento, interfiere en forma inadmisible con la autoridad constitucional del Presidente de formular la posición de los Estados Unidos, hablar por la Nación en los asuntos internacionales, y determinar los términos sobre los cuales es otorgado el reconocimiento a los estados extranjeros."
El Sr. Bush fue desafiado por el infante Sr. Zivotofsky - a través de sus padres - no mucho después que él naciera. En la lucha sobre si la Corte Suprema tomaría el caso, la señora Clinton se hizo eco de las preocupaciones del Sr. Bush, citando la opinión de su departamento de que "cualquier acción unilateral de los Estados Unidos señalaría, simbólica o concretamente, que reconoce que Jerusalem es una ciudad que está localizada dentro del territorio soberano de Israel comprometiendo críticamente la capacidad de los Estados Unidos de trabajar con los israelíes, palestinos y otros en la región para promover el proceso de paz."
Hasta ahora, los tribunales inferiores han concordado con la señora Clinton en que este asunto es una "cuestión política" y no judiciable. Pero el abogado del joven Sr. Zivotofsky, Nathan Lewin, pudo convencer a la Corte Suprema que entienda en el caso argumentando, en parte, que este tema ya no es más una "cuestión política" precisamente debido a que el Congreso ya ha actuado.
Dados todos los otros asuntos extranjeros y disputas políticas en los cuales el Congreso actúa - desde ayuda externa a las Naciones Unidas a la ratificación de tratados por parte del Senado - es ilógico sugerir que los términos para expedir certificados de nacimiento en el exterior están más allá del alcance de la legislatura electa.
El Sr. Lipsky, director del New York Sun, es el autor de "La Constitución del Ciudadano: Una Guía Comentada" (Basic Books, 2009).
Fuente: The Wall Street Journal- Traducido por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba.
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