miércoles, 13 de julio de 2011
Récord de vibraciones magnéticas
de Cidipal,
Investigadores del Instituto Weizmann revelan un nuevo mecanismo que controla las inflamaciones. A pesar de parecer un lugar tranquilo y aislado, en un laboratorio puede ser tan difícil distinguir una señal como escuchar un anuncio en una abarrotada estación de tren. Nuestro cerebro es capaz, hasta cierto punto, de filtrar el ruido y concentrarse en el mensaje. Sin embargo, subir el volumen, mejorando así la proporción entre señal y ruido, también puede ser de gran ayuda.
Distinguir la señal del ruido de fondo -incrementando la primera y reduciendo el segundo- es tan importante, que sin ello muchas investigaciones serían irrealizables.
Un método comúnmente utilizado para hacerlo, fue desarrollado por Robert Dicke en Princeton. Está basado en un principio similar al que permite transmitir programas de radio a través de la ruidosa atmósfera. En resumen, las ondas eléctricas, que corresponden a ondas sonoras, son moduladas para poder ser enviadas a través de grandes distancias, y añadidas a una onda de alta frecuencia. El método utilizado por los laboratorios de física es conocido como "amplificación sintonizada". Una onda, de baja frecuencia, la señal, es "portada" por una onda de alta frecuencia. Un amplificador sintonizado distingue la onda especifica del resto del ruido, aislando la señal requerida y permitiendo a los científicos realizar todo tipo de precisas mediciones. Para conseguir una buena resolución espacial, se debe de utilizar un detector pequeño. El mundo de un solo átomo es regido por las leyes de la física cuántica. Cualquier tipo de medida en el mundo cuántico es complicado. El principio de incertidumbre de Heisenberg, una de las piedras angulares de la teoría cuántica, limita la precisión con la que podemos realizar una medida. Pero, esta teoría contiene las pistas de cómo alcanzar este límite.
Roe Ozeri y sus estudiantes Shlomi Kotler, Nitzan Akerman, Yinnon Glickman y Anna Keselman del Departamento de Física de Sistemas Complejos del Instituto Weizmann, aplicaron las leyes de la mecánica cuántica a un detector compuesto por un solo átomo-ion, construyendo así la versión cuántica del amplificador sintonizado. Utilizando el espín del ion como detector, pudieron medir vibraciones magnéticas con una resolución espacial de tan sólo unos cuantos nanómetros (millonésimas de un milímetro). La sensibilidad de esta medida fue muy alta, (casi 100 veces más que cualquier otra). Esta técnica, dice Ozeri, podría ser utilizada en laboratorios de física alrededor del mundo para mejorar la sensibilidad de todo tipo de sensores cuánticos.
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