Es momento de revelar el bluff palestino en Naciones Unidas

ES MOMENTO DE REVELAR EL BLUFF PALESTINO EN NACIONES UNIDAS

Commentary

Jonathan Tobin



Estados Unidos e Israel invierten, ambos, abundante tiempo y esfuerzo en el intento por convencer a los países miembros de Naciones Unidas a que se opongan al esfuerzo palestino de alcanzar el reconocimiento del bloque mundial a su independencia en los límites del 67.

El paso en Naciones Unidas es considerado como una amenaza grave para Israel y líderes de la organización declararon que, el acuerdo sobre el pedido palestino, puede conducir a un tsunami diplomático. A pesar que el debate puede dañar la posición de Israel en el mundo, va quedando claro que el esfuerzo es, de hecho, un bluff.

El diario árabe Al Wast, editado en Londres, informó que la Autoridad Palestina planificó rechazar la presentación del pedido ante Naciones Unidas. En la nota se dice que temen provocar una crisis económica en los territorios dado que el esfuerzo llevará a la interrupción en el pasaje de ayuda norteamericana. A pesar que fue desmentido, con rapidez, por Saeb Erekat ( Autoridad Palestina), quien sostuvo que “la locomotora ya dejó la estación”, las destructivas derivaciones de ese esfuerzo de los palestinos por evitar las conversaciones de paz y provocar el conflicto, son claras. A pesar de todos los miedos - que se hacen oír en Estados Unidos e Israel con respecto a los proyectos de la Autoridad Palestina ante Naciones Unidas- los palestinos son los que tienen mucho para perder por esa misma estrategia. Entonces, la imposición del veto norteamericano al estado palestino en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas provocará problemas a Estados Unidos. La posibilidad de una votación no comprometedora en la Asamblea General, que apruebe el estado palestino, complicará la situación para Israel y, en especial, para sus diplomáticos. Pero, la oposición de Estados Unidos y Occidente, al esfuerzo palestino, lo llevará al fracaso desde el inicio. Incluso los países de Europa occidental, que no simpatizan con Israel, entienden lo que acontece: la Autoridad Palestina se dirige a Naciones Unidas dado que teme retornar a las conversaciones de paz que revelen, otra vez, la falta de disposición a obtener un acuerdo que reconozca la legitimidad del estado judío, no importa por dónde pasen sus fronteras. Los resultados de esa medida serán catastróficos para el pueblo palestino y para sus líderes. El fracaso de esa iniciativa podrá llevar a mayor violencia. Es probable que, la conducción de la Autoridad Palestina, esté convencida que, otra Intifada, es preferible a las conversaciones de paz, pero debería temer que, otra ronda de derramamiento de sangre, fortalezca - aún más- a su rival, Hamas.

Es importante el hecho que, el gobierno de Obama, ve esa iniciativa y, con justicia, como un desafío directo a su conducción. Las tácticas de la Autoridad Palestina son temerarias (desde el punto de vista de Estados Unidos en la medida en que pueden llevar al gobierno a la materialización de su amenaza y al fin de la ayuda norteamericana).

Dado que la Autoridad Palestina y la fracción gobernante, Fatah, no pueden existir sin el dinero del exterior para pagar los sueldos oficiales, el cierre de la canilla norteamericana puede generar una crisis que hunda la maltrecha economía palestina y las esperanzas de la élite que la gobierna.

No importa lo que digan Erekat o Maummud Abbas; su proyecto en Naciones Unidas es una mentira sobresaliente que no pueden sostener. Estados Unidos e Israel deben sustentar su negativa a rendirse a las presiones y hacer concesiones que puedan ayudar a los palestinos a retractarse de sus intenciones. Israel no debe renunciar a las presiones de pagar el alto precio por la decisión palestina de evitar la presentación ante Naciones Unidas. Algo así representaría un premio para los palestinos y les proporcionaría algo que no pueden conseguir por sus propias fuerzas. Si ellos materializan la amenaza ante Naciones Unidas, los palestinos (no Israel ni Estados Unidos) serán los grandes perdedores.



Fuente: Jerusalem Center for Public Affairs