jueves, 3 de mayo de 2012

Gobierno y oposición acuerdan adelantar las elecciones en Israel

El Parlamento (Kneset) se disolverá en un plazo máximo de quince días o probablemente la semana que viene, una vez que se pongan de acuerdo todos los partidos sobre la fecha de las próximas elecciones, anunció el presidente del poder legislativo, Reuvén Rivlin. Durante un encuentro que mantuvo con líderes de todos los grupos parlamentarios en el que les puso al tanto de los contactos entre gobierno y oposición para el adelanto de los comicios, Rivlin anunció que la Kneset comenzará a debatir el próximo lunes su disolución. Unas horas después, Zeev Elkin -presidente de la coalición de partidos que respalda el Gobierno del primer ministro, Benjamín Netanyahu- presentó oficialmente el proyecto de ley que pondrá fin a la XVIII legislatura, que agregó que la fecha elegida para los comicios, y aún no acordada con la oposición, es el 4 de septiembre. El proyecto del partido Likud, que preside Netanyahu, se suma a otras dos propuestas de ley en el mismo sentido de los partidos de centro-izquierda Laborista y Meretz, que tenían planeado presentarlas esta semana y las han retrasado por el fallecimiento el domingo de Ben Zión Netanyahu, padre del primer ministro. Rivlin calculó, de acuerdo a la inercia política de los últimos días, que el lunes se presentará a la Cámara en primera lectura, y que el martes o el miércoles será aprobada definitivamente con el apoyo de los partidos que respaldan la coalición del Gobierno: los nacionalistas del Likud, Israel Beitenu ("Israel es nuestro hogar") y el Pacto Judío-Mafdal; el de centro Atzmaut ("Independencia"); y los ultraortodoxos Shas (sefardíes) y el Judaísmo Unido de la Biblia (askenazis). El Parlamento se disolverá casi dieciocho meses antes de lo previsto, porque la anterior ley de disolución de 2009 establecía el final de la legislatura el 22 de octubre de 2013. El Likud, que preside Netanyahu, e Israel Beitenu, del ministro de Exteriores, Avigdor Lieberman, se inclinan por celebrar las elecciones lo antes posible para no dar tiempo a la oposición a reorganizar filas, y sus portavoces han propuesto el 28 de agosto o el 4 de septiembre, poco antes del mes de fiestas judías que hay entre el Rosh Hashaná (Año Nuevo) y Sucot (Fiestas de las Cabañas). Los ultraortodoxos, así como el nuevo jefe del partido de oposición Kadima (Adelante), Shaul Mofaz, prefieren que sea después de esas fiestas para disponer de más tiempo y sugieren el 14 de octubre. Elegido en primarias a finales de marzo, Mofaz se enfrenta a una grave crisis interna y la posibilidad de que su predecesora, la ex ministra de Exteriores Tzipi Livni, divida la formación política o se alíe con el popular ex periodista Yair Lapid, que lanzó en Tel Aviv la campaña de su nuevo partido "Yesh Atid" (Hay un futuro). Una encuesta publicada hoy por el diario Yediot Aharonot indica que, de concretarse, esa alianza podría convertirse en la segunda fuerza política del país, detrás del Likud de Netanyahu, y que Kadima se hundiría de sus actuales 28 escaños a sólo 9. El ministro de Educación, Guideón Saar (Likud), criticó hoy a Mofaz en una conferencia de prensa en el Parlamento en la que se preguntó retóricamente: "¿En qué mundo la Oposición pide retrasar unas elecciones?". "Todo este tiempo se han quejado de este 'mal gobierno'. Querían elecciones... y ahora quieren retrasarlas (..) ¿Por qué no dejarlas para después del Pesaj (fiesta judía de las pascuas y la primavera)?", manifestó a los periodistas con énfasis. Rivlin explicó que, en cuanto haya fecha para los comicios, el Parlamento se disolverá inmediatamente para no permitir que ningún partido aproveche el período de transición y presente proyectos de ley populistas destinados a obtener más escaños que costarán millones al erario público. Su anuncio se produce después de una semana de intensa actividad política en la que los líderes de los principales partidos han abogado por adelantar los comicios, en previsión de que el Gobierno no superará dos o tres pruebas decisivas que tiene por delante este año. La primera es la aprobación de una nueva ley de exención militar para los judíos ultraortodoxos, después de que la Corte Suprema considerase que la anterior -la "Ley Tal"- era discriminatoria. Netanyahu está aliado tanto con la derecha más nacionalista que exige un "servicio militar para todos", como con los ultra ortodoxos, por lo que, de una u otra forma, se vería despojado del apoyo de alguno de ellos. También afronta en los próximos meses la elaboración de los presupuestos generales del Estado, con exigencias de partidas extraordinarias -e imposibles de satisfacer- por parte de cada una de las formaciones en su coalición. Comentaristas políticos destacaban el fin de semana que tampoco lo tiene fácil con la demanda de la Corte de demoler varios enclaves construidos, sin la autorización del Gobierno, en el territorio disputado de Cisjordania (Judea y Samaria). Con semejante lodazal por delante, no es raro que Netanyahu acuda de nuevo al pueblo, más aún cuando todas las encuestas prevén que renovará mandato con el doble de diputados que el partido que quede en segunda posición, sea cual fuere. EFE y Aurora