jueves, 8 de noviembre de 2012

Obama seguirá al frente de la Casa Blanca por cuatro años más

por: Ingrid E. Hecker-Perry (Desde Nueva York)* OPINION. El pasado martes 6 de Noviembre el pueblo estadounidense salió a votar. Y fue algo masivo a pesar de todas las dificultades involucradas (el huracán “Sandy” incluido) y de las predicciones de derrota total. Sin embargo, algunos sectores de este país pueden respirar más tranquilos. Obama fue re-electo por 4 años más. El pasado martes 6 de Noviembre el pueblo estadounidense salió a votar. Y fue algo masivo a pesar de todas las dificultades involucradas (el huracán “Sandy” incluido) y de las predicciones de derrota total. Sin embargo, algunos sectores de este país pueden respirar más tranquilos. Obama fue re-electo por 4 años más. El proceso no estuvo libre de controversia y suspenso. Fue a la 1.30 am del día miércoles 7 de noviembre, que el presidente Obama habló ante el país para confirmar su triunfo y agradecerle al pueblo por la confianza que depositaban en él y su Administración para continuar con el proceso de cambio social, económico y político que se iniciara el 2008 cuando fuera elegido por primera vez a la presidencia de los EEUU. A Los republicanos con Romney a la cabeza no les fue fácil reconocer la derrota, sobre todo en lo referente al estado de Ohio que, por el sistema de votación indirecta que tiene este país, significaba un temprano triunfo para el presidente. De hecho, todos los medios de comunicación de los EEUU daban a Barack Obama como el ganador a las 22:45 pm de la noche del martes. La estación FOX NEWS, de reconocida tendencia derechista (y en donde el principal accionista es Karl Rove quien fuera uno de los mayores financistas de la campaña Romney/Ryan) también lo anunciaba. Entonces fue que Rove y otros grandes empresarios que habían invertido fortunas en dicha campaña, se resistieron amenazando con iniciar un engorroso proceso legal de recuento de votos en dicho estado, cosa que finalmente, no ocurrió; el recuento de votos era implacable. A la 1.15 am del miércoles, el candidato Mitt Romney (y toda su familia, incluyendo a Paul Ryan candidato a vice-presidente), apareció de manera abrupta frente a una muchedumbre (que esperaba escuchar un discurso de victoria) para informar, en un lacónico y amable discurso de 15 minutos, que reconocía la victoria Obama. Minutos antes, había hablado con el presidente para felicitarlo y desearle lo mejor en su próximo mandato. A pesar de todas las intentonas de la derecha republicana por confundir al público estadounidense predominó la verdad, la cordura y la lógica. Todo pareció entonces, tener sentido. La victoria y re-elección de Barack Obama, la victoria de los demócratas en el Senado, el apoyo a la igualdad legal para los matrimonios gay y el rechazo a las voces misóginas, racistas y clasistas, convirtieron la noche del martes 6 de noviembre en algo memorable. A cuatro años de ser denigrado, vilipendiado y tergiversado de la manera más ofensiva y vulgar por el partido republicano, el presidente Obama logró demostrar con creces que había logrado avances significativos e importantes para el pueblo y la sociedad a todo nivel, social, económico, político, salud, educación, política exterior, etc. en medio de lo que constituyó un obstruccionismo sin precedentes. Y su discurso de victoria en Chicago, Illinois fue quizá el mejor que haya dado en cuanto a elocuencia, pasión y sano optimismo. El país seguirá adelante (FORWARD, el lema de la campaña Obama) y es indudable que se ha vivido un momento histórico de cambios profundos y definitivos que han transformado el paisaje político de los EEUU. El voto latino, afro-americano, femenino y de los jóvenes le dieron el triunfo al presidente Obama. Los republicanos tendrán que moverse en la misma dirección o conformarse con ser un partido pasado de moda, desfasado históricamente y sin perspectivas futuras. La extrema derecha conocida como el “Tea Party” y todas las facciones derechistas del partido republicano, fueron repudiadas por el resultado de las elecciones. Las posiciones reaccionarias e inhumanas en torno a los temas relacionados a los derechos de la mujer, a los derechos gay y a la inmigración, les significaron perder bloques significativos de votantes que no recuperarán jamás de continuar promoviendo ideologías de extrema derecha. Este país necesita un partido republicano que retorne a sus raíces moderadas. Es esencial para el funcionamiento del sistema y para que se pueda lidiar con los verdaderos problemas que enfrenta el país: cambios climatológicos, un sistema de inmigración justo e incluyente, justicia social y económica, igualdad de género, oportunidad para una clase media empobrecida y una clase trabajadora que está cada vez más alienada de toda posibilidad de éxito. El liderazgo pragmático, estable y de principios inamovibles del presidente Obama han llevado a los Estados Unidos desde una situación desesperada a un lugar de posibilidades y esperanzas renovadas. De hecho, la votación fue también un plebiscito sobre las políticas de la administración Obama; fue un rotundo si, de apoyo y confianza a un presidente que ha basado su accionar en principios sólidos que reflejan lo que la mayoría de esta sociedad ve como la responsabilidad de un verdadero “contrato social” en el que todos somos responsable del desarrollo, la estabilidad y la seguridad del país pero además, responsables unos de otros en una relación sistémica que asegura una vida mejor para todos. Es de esperar que el triunfo rotundo de Obama que logró además de la mayoría electoral, la mayoría del voto popular lo que le otorga un mandato de casi un 51% (por primera vez desde Franklin D. Roosevelt) de paso a un país que, en las palabras del presidente “… no es una colección de estados azules o rojos (demócratas o republicanos), sino que son los Estados Unidos de Norteamérica…” Es indudable que el trabajar en unidad es mejor para todos… cuestión que parece ser incomprensible para los republicanos de derecha que se empeñan en perseguir intereses ideológicos, políticos y económicos, que benefician a los más ricos y poderosos del país. El presidente Obama, regresó hoy a Washington y se lanzó a un nuevo y energizado debate político acerca de cómo disminuir el déficit y la deuda federal crónica. El resultado de las elecciones preservó de manera efectiva el status quo, es decir, el segundo período de su mandato con los republicanos manteniendo la mayoría en la cámara de representantes y los demócratas la mayoría y el control del senado. ¿Qué hará ahora el presidente Obama? ¿Buscar el compromiso o aplicar medidas de coerción para que las políticas que aseguran que el país pueda salir del ‘entuerto’ económico en el que se encuentra, se aprueben? Al mismo tiempo, los republicanos están bajo más presión que nunca desde el interior y desde afuera de su partido, para que suavicen el partidismo enfermizo que los ha caracterizado y busquen posiciones más moderadas para que el diálogo sea posible. El país está al borde de un verdadero “acantilado fiscal” cuando a fines de año, se cumplan los plazos para garantías de eliminación de impuestos y recortes de gastos que no cuentan con un acuerdo en el congreso para evitar el desastre. Varios economistas pronostican que permitir esto (la continuación del obstruccionismo republicano), pondría en jaque aún más la ya lenta recuperación de la economía estadounidense, lo que a nivel mundial bajaría aún más el rating crediticio de los Estados Unidos con la consecuente baja en la bolsa mundial. Se comenta que la postura de ambos lados este miércoles, profesó un acercamiento conciliatorio pero con pocas alternativas concretas fuera de las ya conocidas posiciones de “línea dura” que han paralizado cualquier posibilidad de acuerdo en torno a la reducción del déficit. En una declaración de la Casa Blanca, se dijo que el presidente Obama había abierto la discusión acerca de los desafíos más urgentes que tiene su administración comunicándose telefónicamente con los líderes del congreso, incluyendo a los republicanos más importantes del Senado y la Cámara de Representantes. El comunicado sostiene también que “… el presidente Obama reitera su compromiso a encontrar soluciones bi partidistas para reducir el déficit de forma equilibrada, disminuir impuestos para las familias de clase media y la pequeña empresa y para la creación de nuevas fuentes de empleos…” Esta misma declaración continúa diciendo que: “… el presidente cree que el pueblo americano envió un mensaje claro y definitivo (con la elección de ayer) para que los líderes de ambos partidos dejen de lado sus intereses egoístas y trabajen con un propósito común que ponga los intereses del pueblo y de la economía estadounidense en primer lugar…” Una de las personas que habló con Obama, fue John Boehner, el “speaker” (líder)republicano de la Cámara de Representantes quien con la consabida retórica que lo ha caracterizado todo este tiempo, desafió al presidente a trabajar con ellos para negociar un plan exhaustivo para reducir el gasto, bajar los impuestos mientras se eliminan las “lagunas” existentes y a cambiar los programas de asistencia social tales como la Seguridad Social, Medicare y Medicaid. “Queremos que Ud. nos lidere, no como un conservador o un liberal, sino como el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica…”, dijo el representante de Ohio. “Queremos que Ud. tenga éxito. Desafiémonos para encontrar un terreno común que hasta el momento nos ha eludido. Levantémonos por sobre la disfuncionalidad y hagamos lo correcto de manera conjunta para el país…” Bonitas palabras, pero fue Boehner quien específicamente se opusiera a la propuesta básica del presidente para la reducción de impuestos que fuera el tema principal de su campaña presidencial – a saber, volver al sistema de imponer impuestos más altos para aquellos individuos que ganan más de $US250.000 anuales, que existió en los 1990s. El conservador republicano Boehner, dejó en claro también que tanto Obama como la nación, deben abandonar cualquier idea de llegar a un compromiso en las semanas venideras, y llamó en vez a construir la base para negociaciones difíciles pero necesarias el próximo año cuando el nuevo Congreso comience su trabajo. (¡!) “El problema de nuestro desequilibrio fiscal no lo resolveremos de un día para otro, y menos aún en una sesión de un congreso ya obsoleto… y no será resuelta simplemente alzando impuestos o lanzándonos al vacío desde este acantilado fiscal…” ¡O sea, nada nuevo bajo el sol por el lado republicano que continúa con su empecinado obstruccionismo! El presidente electo le dijo a la nación el martes en la noche, desde Chicago: “… ustedes votaron por acciones concretas y no por el estilo que hasta ahora ha paralizado toda posibilidad de avance...” El ex presidente Bill Clinton dijo hace algunas semanas atrás que una victoria de Obama sería la clave para terminar con el estancamiento del trabajo en Washington. Por su parte, el alcalde de Filadelfia, Michael Nutter resumió todo el problema de manera sucinta cuando dijo que: “la elección terminó. Es tiempo de volver a gobernar y a hacer que las cosas sucedan…” ¿Qué significa esto? Hacer que la palabra que fue símbolo de la campaña Obama se haga realidad: ADELANTE. Sí, porque como dijo en su discurso “… esta noche, más de 200 años después que una colonia británica ganara el derecho a la autodeterminación de su destino… la tarea de mejorar nuestra nación, continúa ADELANTE.” Que el triunfo de Obama fue masivo y popular, no hay duda. Veremos si es posible avanzar a pesar del obstruccionismo y el resentimiento clasista de una derecha republicana que no quiere aprender la lección de la historia. *Socióloga. HORIZONTE WEB