martes, 9 de julio de 2013

El linchamiento público de un jeque chií egipcio descubre las heridas sectarias

Escrito por Francisco Carrión para El Mundo. España La turba lincha a cuatro chiíes en una calle de una aldea de El Cairo Los vecinos de un pueblo de las afueras de El Cairo se convirtieron ayer en cómplices de un linchamiento atroz. Miles de personas apuñalaron y arrastraron por las calles del lugar a cuatro chiíes, entre ellos un destacado clérigo egipcio. Su asesinato es el episodio sectario más dramático contra chiíes en Egipto, un país de mayoría suní donde los seguidores de Ali son la segunda minoría después de los cristianos coptos. La escalada del conflicto sirio ha subrayado trágicamente la línea sectaria en Oriente Próximo entre el eje suní liderado por Arabia Saudí y el poder chií de Irán. El periodista egipcio Hazem Barakat levantó acta ayer del crimen con imágenes y vídeos de enorme crudeza. Primero, como de costumbre, un rumor recorrió la geografía de Zawyet Abu Musalem, una villa varada a las puertas del desierto: Los vecinos chiíes celebraban una de sus "pecaminosas y libertinas" ceremonias de matrimonio con la presencia del jeque Hasan Shehata, un conocido religioso, de 66 años, arrestado en varias ocasiones durante la dictadura de Hosni Mubarak por "desprecio a la religión". Los principales líderes chiíes egipcios aseguran que hay al menos dos millones de fieles en un país con 84 millones de habitantes. "Shehata era un líder distinguido en los años 70 y 80. Era muy famoso en Egipto porque presentó un programa de televisión y era además el predicador oficial del Ejército", recuerda a ELMUNDO.es Ahmed Rasem al Nafis, prominente chií egipcio y fundador del partido Tahrir. "Cuando se convirtió al chiísmo, se volvió irreconocible para el pueblo. Los chiíes en Egipto no estamos organizados y Shehata era uno de nuestros rostros más conocidos". Y agrega: "No había cometido ninguno crimen y lo que le ha sucedido es resultado de una nueva e inaceptable inquisición". Según Barakat, el periodista que fue testigo del incidente, el sangriento desenlace se había ido fraguando en las últimas tres semanas. "Los jeques salafistas atacaron a los chiíes acusándoles de ser infieles y difundir el libertinaje", relató el periodista al diario estatal Al Ahram. Enfurecida por el supuesto escándalo, la multitud rodeó la vivienda donde se habían congregado los chiíes coincidiendo con la festividad del Quince de Shaban (Noche del perdón), celebrada por chiíes y sufíes. Después de lanzar consignas y pedir la entrega del clérigo, la turba lanzó cócteles molotov y derribó la puerta de la casa hasta dar caza a los inquilinos. Entonces, comenzó la carnicería: cuatro chíies, entre ellos el clérigo y dos hermanos, fueron acuchillados, pateados y arrastrados con una soga por las calles del municipio. Las fuerzas de seguridad, con furgones estacionados a unas manzanas y agentes desplegados por el lugar del crimen, permanecieron impasibles. En uno de los vídeos, el periodista le grita a un oficial: "Les han matado". El policía replica irritado: "Ellos también nos matan". Ajenos a cualquier represalia, los autores del linchamiento llegaron a transportar los cadáveres hasta las mismas puertas de los furgones policiales. Además de los fallecidos, hay otros 30 chiíes heridos. "El presidente Mohamed Mursi es el responsable de este ataque", señaló el activista chií Bahaa Anwar, quien recordó que la pasada semana el presidente compartió tribuna con jeque salafistas en una conferencia en solidaridad con Siria en la que los barbudos lanzaron duros ataques contra la milicia chií libanesa Hizbulá e Irán. Ayer, tras conocerse el linchamientos, varias páginas web salafistas (rigoristas musulmanes) celebraron el asesinato de Hasan Shehata, acusándole de haber tratado de propagar la doctrina chií en Egipto e insultar a la esposa del profeta Mahoma. "En la época de Mubarak (que llegó a considerarlos espías de Irán), nadie fue capaz de cometer este crimen. El asesinato es un mensaje de Qatar y Arabia Saudí a los aliados de Mursi: 'Nosotros pagamos y vosotros hacéis la guerra contra los chiíes", insiste Al Nafis en declaraciones a este diario. La minoría chií egipcia denuncia sufrir desde hace décadas un sinfín de desigualdades: fueron carne de la seguridad del Estado y su persecución; se les acusa de practicar un credo desviado del islam; cargan con el estigma de servir a la República de los Ayatolás; se les impide celebrar en público sus ceremonias y no disponen de lugares de culto ('huseiniya'). Los salafistas, muy activos desde la caída de Hosni Mubarak, no han dejado de azuzar el temor de que se propaguen por la tierra de los faraones. Censuraron la visita a El Cairo del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, a principios de este año; el acercamiento de Mursi hacia Teherán tras tres décadas de parálisis diplomática y la llegada de turistas chiíes. http://www.elmundo.es/elmundo/2013/06/24/internacional/1372082576.html