martes, 20 de agosto de 2013

La Razón, Perú, Ricardo Sánchez SerraGenocidios, educación y legislación

Escrito por Ricardo Sánchez Serra Me indigna que existan voces que nieguen el Holocausto judío, en el que murieron 6 millones a manos del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial. Numerosas pruebas y testimonios avalan su existencia. El expresidente iraní Mahmud Ahmadineyad –con mucha virulencia-, un viceministro de Emiratos Arabes Unidos, los cabecillas de Hamás, entre otros, además de los neonazis, son los actuales “negacionistas”, por razones antisemitas. Lo evidente no se puede negar, por eso en todo currículo educativo, tanto en colegios como universidades, debe incluirse el tema de los genocidios y no simplemente como un recuerdo histórico, sino, lo más importante, a fin de preservar viva la memoria de esas masacres como una forma de construir una humanidad solidaria y respetuosa del otro para que jamás vuelvan a ocurrir esas locuras. Así, niños y jóvenes accederán a conocer las matanzas, pero también el origen y significado de la palabra genocidio (“es un delito que comprende cualquiera de los actos perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal; estos actos comprenden la matanza y lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo, sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial, medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo, traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo”), que de ninguna manera servirá para sembrar el odio. Es responsabilidad del Estado impulsar el ejercicio colectivo de la memoria con el fin de enseñar a las presentes y futuras generaciones las consecuencias irreparables que provoca el negacionismo del genocidio. El olvido es semilla de repeticiones de esos terribles crímenes. Asimismo, en las legislaciones se deben incluir sanciones para quienes nieguen o hagan apología de esa conducta criminal. Ya el genocidio es un delito de lesa humanidad y cada Estado tiene la capacidad de tomar jurisdicción sobre tales actos, independientemente de la nacionalidad del criminal y el lugar donde el crimen sea cometido. Debe ser penalizado con prisión. Aunque respeto la opinión de algunos juristas, negar la existencia de un genocidio es equivalente a defender un genocidio. “La rememoración del Holocausto, el genocidio sin precedentes en la historia de la humanidad, alerta sobre la necesidad de garantizar la memoria, la verdad y la justicia en todos los casos que involucren violaciones graves de derechos humanos”, señala Joël Kotek. Hay que trabajar sobre la memoria, recuérdese el “repase” de los chilenos en la Guerra del Pacífico, la matanza de Katyn de los soviéticos contra los oficiales polacos, el genocidio armenio y en Camboya, los crímenes colonialistas de Francia en Argelia (Sétif, 40 mil argelinos masacrados) y de Bélgica en el Congo, la limpieza étnica de Marruecos contra el pueblo saharaui, la carnicería en Nanking (de Japón contra China), Ruanda (tribu Hutu contra Tutsi) y Srebrenica (serbios contra bosnios).