**Hasta El Fin
De Nuestros Días**
Yo soy el dueño de tus desdichas, soy el culpable de tus
lágrimas, soy el amo
de tus dolores, soy quien enturbia tus sueños y acorta tus
días. Soy el maestro
quien te enseñó a amar y no recibir, gritar en silencio,
llorar en la oscuridad.
Soy quien te quitó tu inocencia; para después abandonarte,
en las manos, de la
suerte de la vida, mientras tu, en tu desdicha caminabas sin
rumbo, sin timón,
afrontando tormentas y sinsabores en el mar del destino.
Verte por la calle cabizbaja y cargada de años; con tus ojos
que no ríen y tu
boca que sólo sabe pedir una limosna para pasar el día.
Tuve lástima por ti; me maldije a mi mismo y en una ochava,
me puse a llorar
como un niño.
Tu te alejaste sin verme y con tus pasos, lentos y vencidos,
te perdiste entre la
gente y en ese momento, que quise seguirte, recordé el daño
que te hice y
dejé que te alejes lentamente.
¿ Como puedo borrar mi actitud y pedirte perdón por el daño
que te hice?
Pregunta que no tiene respuesta; respuesta que no aliviará
mi tormento y en la
soledad, junto a mi conciencia, procuraré llorar para
descargar mi pena y te
buscaré para pedirte perdón y rogarte que seas mi amante;
que dejes que te
cuide, te proteja.
¡ Y así será hasta el fin de nuestras vidas !
Mario Beer-Sheva
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