El diplomático
Ángel Sanz-Briz fue nombrado encargado de negocios de la legación española en Budapest (Hungría) en el verano del año 1944. En el momento en el que dieron comienzo las persecuciones de judíos húngaros ofreció en nombre de su gobierno pasaportes a judíos que acreditaran tener pasado español, y negociar su protección con las autoridades del país magiar.
Ángel Sanz-Briz recibió la autorización para
salvar a 200 judíos españoles, pero
amplió esa cifra por su cuenta a otras 200 familias más, incrementando ese cupo una y otra vez.
Del mismo modo, acogió a judíos en edificios costeados por él bajo el paraguas de la bandera española.
También instó a la Cruz Roja Internacional a que ubicara letreros en español en hospitales, orfanatos y maternidades con el propósito de proporcionar protección a aquellos judíos que estaban allí.
El diplomático español fue reconocido como Justo entre las Naciones del museo Yad Vashem de Jerusalén en 1966. El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García Margallo, recordó durante su visita al museo a aquellos españoles a aquellos ciudadanos que salvaron la vida de familias judías durante la Segunda Guerra Mundial, «haciendo válida la cita de la Torá: quien salva una vida, salva el mundo».
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