Efraim Zadoff llevó a Israel un pedazo de la fachada del edificio AMIA, sin saber que sería parte de un memorial a las víctimas (VIDEO)
El caso AMIA…es al atentado del 18 de julio de 1994, en el cual, un coche cargado con explosivos se estrelló contra el frente del edificio de la AMIA y lo destruyó.
20 años después, en entrevista, Efraím Zadoff, rabino laico nacido en Argentina y establecido en Israel, recuerda. Rememora este centro de la vida judía argentina, reducido a escombros. Y con él la vida trozada de 85 familias. Y con él la insensibilidad de un gobierno y ahora, la muerte de un fiscal. Y el dolor que causa la incomprensión, la falta de justicia, la impunidad…
“Quiero decir unas palabras sobre ese edificio de la AMIA- palabras personales. Ese edificio era, en gran medida, mi segunda casa. Ahí estudié durante 6 años en el Seminario de Maestros donde, a veces, hacíamos actuaciones; había ahí un auditorio de cuatrocientas butacas. Canté en coros, bailé en ese escenario y uno de mis hermanos actuó en obras de teatro en Yiddish”.
“En el segundo piso estaba el seminario de la AMIA y en el tercero, la biblioteca del IWO (Organización Mundial de Yiddish, por sus siglas en inglés), donde pasé muchas, muchas horas estudiando. En el cuarto piso, estaban las oficinas del Vaad Hajinuj y cuando realicé la investigación de mi doctorado sobre la educación judía en Buenos Aires, estuve muchísimo tiempo ahí. Fue donde encontré las actas, fotografié objetos e hice entrevistas. En gran medida, mi identidad judía tenía sus raíces ahí. Lo que ocurrió es que tiraron el edificio y murieron 85 y personas; fue terrible. Unos meses- o un año- después, fui de visita a Buenos Aires por cuestiones personales y un amigo me dijo “ven conmigo al lugar donde depositaron todos los escombros del edificio” en un lugar de la costa de Río de la Plata. Fuimos y vimos piedras del frente del edificio. No sé si sabes pero el frente del edificio era de granito negro y arriba tenía escrito “AMIA” tallado en el granito. Y mi amigo me dijo “mira, tienes un pedazo del frente; llévatelo” y le contesté “¿qué voy a hacer con eso?”. Respondió “no importa, hazme caso, llévatelo”. A la tercera o cuarta vez que me lo dijo pensé “bueno, si él lo dice, tengo que obedecer”, así que lo tomé y me lo llevé. Lo puse en una bolsa y me lo llevé a Israel”.vis a vis
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