El no apartheid israeli: paseando con hijab en Tel Aviv
A raiz de las agresiones sufridas por judios en diferentes partes de Europa, algunos periodistas hicieron el experimento de ponerse una quipá y, haciendose pasar por judios, pasear por las calles de algunas ciudades europeas.
El resultado fueron insultos,humillaciones, agresiones, coacciones, etc, etc, especialemte significativas si pasaban por algun barrio con fuerte presencia de emigrantes musulmanes.
Ahora el experimento se ha reproducido en Israel, mas concretamente en la ciudad judia de Tel Aviv, una mujer se hizo pasar por musulmana devota y paseo durante diez horas por Tel Aviv con hijab.
El resultado: no ocurrio nada.
Pudo hacerlo tranquilamente y nadie la insulto, nadie la escupio, nadie la increpo.
Imaginemos que este experimento, pero al reves, se hiciera en alguna parte del regimen de apartheid “Palestina”.
Seguramente acarrearia la muerte del periodista que se atreviera a hacerlo.
One Comment to “El no apartheid israeli: paseando con hijab en Tel Aviv”
- Sin embargo debería haber ocurrido. El ir con hijab no sólo es un ataque a la dignidad y libertad de la mujer a la que se obliga a llevarlo implica un insulto para las mujeres, ya se sabe, las mujeres que muestran una oreja siquiera son unas putas y para los hombres. Los hombres civilizados por estupenda que esté una señora, a menos que la interesada invite a una aproximación más cercana pueden perfectamente relacionarse con ella sin experimentar el incontenible impulso de violarla. Y el no llevar velo no es ninguna invitación a nada.Y antes de que algún idiota hable de lo supermachos y rebosantes de hormonas que son los mahometanos habrá que recordar 1º Que el ser mahometano es un trastorno mental, pero no una característica física, padecida por individuos de cualquier raza 2º Que tanto el ocultar a la mujer, como el no dejarla actuar, como el lesionarla con salvajadas como la ablación de clitoris etc son indicios mas que de un exceso de potencia sexual de todo lo contrario, del miedo a no dar la talla y de que la mujer pueda “buscar, comparar…” y echarse a llorar o dejar que su dueño y señor se pavonee con las cabras y marcharse a otra parte.
