Este es un mundo complejo, a menudo difícil de entender, sobre todo porque parece que son intereses muy particulares y coyunturales los que lo rigen. Lo ocurrido en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el pasado viernes condenando la construcción de unos centenares de viviendas en Jerusalén Este, con la abstención de Estados Unidos, ha sido una gota demasiado grande que ha conseguido colmar la paciencia no sólo de Netanyahu, sino de una gran mayoría de los habitantes del estado de Israel |
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