¡SHABAT SHALOM!
UN MUNDO DE PALABRAS
El idioma, cualquiera sea, es uno de los modos más pobres que tenemos para comunicarnos.
Las palabras nos ayudan, evidentemente, pero también nos limitan.
Acotan nuestra capacidad de comprensión.
Además, lo principal que sucede en nuestra vida, no puede ser articulado ni mencionado.
¡No cabe en palabra alguna!
¿Alguien puede “pronunciar” qué significa amar?
¿Alguien puede expresar con palabras el inmenso dolor que experimentamos ante la pérdida de un ser querido?
¿Qué es la vocación individual?
¡Resulta inútil intentarlo!
Lo principal que nos sucede, “nos sucede”, y tiene mucho más que ver con el silencio, que con la expresión y las palabras.
El mundo proviene del Silencio, y hacia él se dirige a cada instante.
Hay quienes, seriamente, consideran que lo que no logran “nombrar”, simplemente no existe.
Cobardía y ceguera del hombre moderno, aturdido por el bla bla que lo acosa y lo estrecha desde los cuatro rincones del planeta.
Pero quien rechaza la posibilidad de habitar también su mundo silencioso, se niega a conocer y a reconocer los aspectos más elevados de su persona.
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