En Shavuot celebramos el último regalo de Dios a Israel. Somos conscientes de lo especial que es ese regalo y de cómo amar a Dios.
Por eso, en Shavuot estamos enamorados.
Shavuot nunca tuvo el potencial de “comercialización” que otras fiesta judíos - no hay matzá, no hay velas de colores, no hay lulav, ni hay shofar. Es la festividad judía menos conocida.
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