lunes, 25 de septiembre de 2017

Gatestone Institute

El futuro islámico de Europa

por Guy Millière  •  25 de Septiembre de 2017
Cuando, luego del atentado en Barcelona, un grupo de gente se reunió en el escenario del crimen para exigir que se tomen medidas más duras contra la creciente influencia del islamismo en el continente, se le opuso una concentración 'antifascista'. En la imagen, tomada en Las Ramblas de Barcelona el 18 de agosto de 2017, varios 'antifascistas' golpean a un hombre al que acusaban de ser un "simpatizante de la derecha". (Foto Carl Court/Getty Images).
El ataque terrorista de Barcelona obtuvo las mismas reacciones que todos los grandes atentados en Europa: lágrimas, oraciones, flores, velas, ositos de peluche y quejas de que "el islam significa la paz". Cuando la gente se congregó para exigir medidas más duras contra la creciente influencia del islamismo en todo el continente, se encontraron con una contramanifestación "antifascista". Los musulmanes organizaron una manifestación para defender el islam; afirmaban que los musulmanes que viven en España son "las principales víctimas" del terrorismo. El presidente de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas, Munir Benyelún El Andalusí, habló de una "conspiración contra el islam" y dijo que los terroristas eran "instrumentos" del odio islamófobo. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, lloró delante las cámaras y dijo que que su ciudad seguiría siendo una "ciudad abierta" a todos los inmigrantes. El presidente de Cataluña, Carles Puigdemont, usó casi el mismo lenguaje. El presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, conservador, fue el único que se atrevió a llamar al terrorismo por su nombre. Casi todos los periodistas europeos dijeron que las palabras de Rajoy habían sido demasiado duras.

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