Enlace Judío México.- Rabinovich habla con pasión, pero sus palabras no tropiezan: es claro con lo que quiere transmitir. Sus ojos vivaces irradian cierta nostalgia y no es difícil imaginarlo de niño jugando entre mostradores de una farmacia. Sonríe cuando recuerda que, una vez, César Milstein (Premio Nobel argentino) le contestó por fax una pregunta y lo alentó para que terminara su doctorado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.