o turco, y las relaciones comerciales deben ser limitadas en vista de las estrechas relaciones entre Turquía e Irán. La historia de la alianza entre Turquía e Israel terminó hace años. Este no es un episodio pasajero. Erdogan es un enemigo real, no debemos confundirnos. El hombre aspira a empoderar y liderar el Islam radical y explota su hostilidad hacia nosotros para establecer su estatus. Él no está interesado solo en ganancias políticas. Ha llegado el momento que Israel comprenda esto y formule una política a largo plazo destinada a debilitar a Turquía, reducir su espacio de maniobras y dañar su posición internacional, militar y económica.
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