por Yves Mamou • 21 de Julio de 2018
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Los yihadistas del ISIS que degollaron al padre Jacques Hamel (izquierda) en su iglesia de Saint-Étienne-du-Rouvray (derecha) el 26 de julio de 2016 están bajo vigilancia y llevan una tobillera electrónica.
Una curiosa historia está teniendo eco en Francia. Dos productores de vino japoneses que vivían en Banyuls-sur-Mer desde 2016 recibieron una notificación de que tendrían que abandonar Francia por falta de recursos económicos. Rie Shoji, de 42 años, y Hirofumi Shoji, de 38, habían llegado en 2011 con la idea de hacerse productores de vino. Primero trabajaron de granjeros y comerciantes de vino en Burdeos y Borgoña, y estudiaron y obtuvieron el título de gestión agrícola y enología. En 2016, invirtieron 150.000 euros en la compra de terrenos. Su plan era producir vino natural y orgánico en una zona —el este de los Pirineos— donde todo se hacía manualmente.
Su primer vino, Pedres Blanques, apareció en 2017, y se consideró una "revelación". Ya está en la carta de vinos de muchos restaurantes famosos de Francia y España. "Su precio se está disparando —dijo su abogado, Jean Codognès— y la prefectura dice que su vino no tiene futuro. El gobierno no está pensando con claridad".
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