La paz que muchos anhelamos..🙏
Reflexiones del Rabí Daniel Karpuj..
Reflexiones del Rabí Daniel Karpuj..
Daniel Karpuj
LA PAZ QUE YO ESPERO…
La paz jamás llegará a través de quien no está en paz consigo mismo.
Ni a través del conflictivo, ni del confundido.
Ni a través del conflictuado, ni del complicado.
Ni a través del conflictuado, ni del complicado.
Ni por intermedio del provocador, ni del orador.
Ni por intermedio del envidioso, ni del ambicioso.
Ni por intermedio del envidioso, ni del ambicioso.
Ni a través del político, ni del señor intendente,
Ni a través del jefe, ni del independiente.
Ni a través del jefe, ni del independiente.
Y tampoco de la mano del señor presidente.
La paz jamás llegará a través de quien no está en paz consigo mismo.
Ni a través del jurista, ni del abogado
Ni a través del ideólogo, ni del accionista.
Ni a través del ideólogo, ni del accionista.
Ni por intermedio del periodista, ni del ahorrista.
Ni por intermedio del banquero, ni del agorero.
Ni por intermedio del banquero, ni del agorero.
Y tampoco de la mano del señor militar, ni tampoco del general.
Ni a través del ideólogo, ni del doctrinario.
Ni a través del culto, ni del erudito.
Ni a través del culto, ni del erudito.
Ni por intermedio del académico, ni del científico.
Ni por intermedio del policía, ni del financista.
Ni por intermedio del policía, ni del financista.
Porque la Paz, al menos, la que yo espero, nada tiene que ver con ninguno de ellos, ni con nada por ahora conocido.
Porque la Paz no es “más de lo mismo”, ni “un modelo nuevo”, ni una “nueva versión”, ni tampoco algo mejor de lo actualmente exhibido en rebaja y para todo público.
Porque la Paz no es sólo un modo diferente de ver las cosas, ni un pensamiento superador, ni una idea que hasta ahora no tuvimos en cuenta.
Porque la Paz, al menos la que yo anhelo, nos asombrará a todos, y a todos nos devolverá el asombro.
Porque la Paz es un estado del alma, que se propagará, se contagiará, y que terminará por unir a los hombres en una única y espléndida melodía.
Que seguramente entonaremos a viva voz.
Y no requerirá de un director de orquesta, porque la cadencia será tan evidente como la Vida misma.
Hermosa como un sol al mediodía.
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