martes, 3 de diciembre de 2019

La decisión tomada por la administración Trump de repudiar un enfoque anterior que consideraba ilegales a las comunidades israelíes dentro de la llamada “Línea Verde” ha sido elogiada y a su vez, condenada. Si bien puede ser muy meritorio ver la decisión como un esfuerzo para ayudar al Primer Ministro Binyamín Netanyahu o, al menos, un intento por romper el estancamiento electoral en Israel, existen motivos mucho más profundos en juego. Trump y su administración le han colocado un sello muy distintivo en desafiar la debilitada sabiduría convencional e inercia en política exterior destacando procesos sobre resultados. Pero… aunque las calamidades previstas de esta política no se han materializado aun, la falta de cualquier Gran Estrategia por parte de la administración hace que los beneficios sean difíciles para complementarse.

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