miércoles, 5 de febrero de 2020


Daniel Karpuj

NO LO HAGAS, NI LO INTENTES
No te aferres a nada.
Pero a nada.
Pero a nada de nada.
Flota en este instante que la Vida te regala, húndete en la profundidad del soplo, goza de lo fugaz, de la sombra de un pájaro en vuelo.
No te aferres, porque todo ya termina.
En un abrir y cerrar de ojos.
Hazte amigo de la delicadeza extrema de estar vivo.
Porque todo, ya todo se termina.
Flota, liviano como una pluma, como una hoja, abierto al viento, al rayo del sol breve, al frío súbito.
No te aferres a nada.
Porque no naciste para aferrarte a nada.
Porque estar vivo de verdad, es el desapego más absoluto, más consumado.
No te aferres, porque te mientes al pensar que puedes hacerlo.
Porque ese manotazo es de cobarde.
Porque se mueve, ya se va, ya pasa, ya transcurre.
Ahora, sólo ahora, disfruta, llora, canta, baila, reza, sonríe, tiembla y ama, pero ahora.
Porque todo lo demás es tu mente, no eres tú.
Porque ya se termina todo, todo.
Y porque si hay algo capaz de perdurar es la eterna fragilidad.
Suelta, hombre, suelta, que ya todo pasa.
Tranquilo, ya todo se termina.
En un abrir y cerrar de ojos.
Pero al menos, intenta, si lo logras, antes de que todo se acabe, que tu alma clame “gracias”, y que su voz atraviese y cure el corazón de todos los que aún estamos vivos.

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