martes, 26 de mayo de 2020

Abdalá va de farol – ¿Cabe hablar de 'anexión'? – Jerusalén, entre Washington y Bruselas

 

 

Abdalá de Jordania
La analista israelo-americana Caroline Glick comenta unas declaraciones del rey Abdalá de Jordania en las que deja caer la posibilidad de que Amán cancele su acuerdo de paz con Jerusalén si Israel decide anexionarse buena parte de Judea y Samaria (Margen Occidental o Cisjordania).
En una entrevista con el semanario alemán ‘Der Spiegel’ (…), el rey Abdalá amenazó: “Si Israel verdaderamente se anexiona la Margen Occidental en julio, podría desembocar en un conflicto masivo con el Reino Hachemita de Jordania”.
[…]
(…) las declaraciones [del ministro israelí de Exteriores, Gabi Ashkenazi] suscitan la posibilidad de que él y su socio, el ministro de Defensa y primer ministro alterno Benny Gantz, vean la amenaza de Abdalá como una justificación para dejar de apoyar el plan de soberanía. (…) Netanyahu hizo del apoyo del partido Azul y Blanco al plan de soberanía su única condición sustancial para la firma del acuerdo [de Gobierno].
[…]
Abdalá no cancelará el acuerdo de paz (…) porque es lo que garantiza la supervivencia de su régimen. Israel procura a Jordania un salvavidas económico suministrándole agua y gas. Por su parte, EEUU protege y sostiene a Abdalá y su reinado con la presencia de tropas en Jordania y con 1.800 millones anuales en asistencia económica.
(…)
Todo esto no quiere decir que las relaciones entre Israel y Jordania sean estables. El antisemitismo es prácticamente universal en Jordania. Y el apoyo a la paz con Israel, inexistente. La propia monarquía hachemita es profundamente impopular.
Es posible que, un día, viéndose contra la pared, Abdalá derogue el tratado. Es igualmente posible que, un día, sea derrocado y su sucesor lo derogue.
Ante semejante panorama, la respuesta adecuada de Israel no pasa por aparcar el plan de soberanía, que, entre otras cosas, asegura su extensa frontera con Jordania mediante la aplicación de la soberanía israelí sobre el Valle del Jordán. La respuesta adecuada (…) pasa por concebir planes detallados de contingencia para el día en que los hachemitas sean depuestos o el tratado de paz sea derogado.
[…]
Para preservar las relaciones israelo-americanas, Ashkenazy y Gantz deben mantener su compromiso [con el plan de soberanía, que forma parte del Acuerdo del Siglo de Trump]. Si no lo hacen serán responsables de minar la credibilidad de Israel como aliado entre los líderes de la Administración [Trump] y los demás amigos de Israel en Washington.
El exembajador de Israel ante la ONU Dore Gold, presidente del Jerusalem Center for Public Affairs, tercia igualmente en el gran debate de los últimos días para sostener que no es correcto afirmar que Israel va a anexionarse partes de Judea y Samaria.
Sucede que este año es el centenario de la Conferencia de San Remo, en la que las potencias victoriosas en la Primera Guerra Mundial dividieron el Imperio Otomano y propusieron Mandatos para los antiguos territorios de la Asia otomana. Ya entonces el territorio que se convertiría en el Mandato Británico para Palestina fue designado como el futuro hogar nacional del pueblo judío. (…)
La Historia es pertinente en el debate que se ha suscitado sobre la posibilidad de que Israel retenga partes de la Margen Occidental (…) en cumplimiento el Plan Trump. Normalmente se habla de “anexión”, y ha habido Estados que han manifestado que se oponen a cualquier anexión. Los estatutos de la Corte Internacional de Justicia de hecho definen como uno de los actos que constituyen el crimen de agresión la anexión de territorio perteneciente a otro Estado.
Así pues, ¿es correcto considerar ‘anexión’ las acciones israelíes respecto de la Margen Occidental? ¿Puedes anexionarte un territorio que ya había sido designado como tuyo?
Verdaderamente, la anexión resultante de una agresión es inaceptable. La invasión turca de Chipre fue un acto de agresión. La invasión rusa de Crimea fue un acto de agresión. La de Israel en la Margen Occidental es una historia totalmente distinta.
Además de que esos territorios fueron designados como parte del hogar nacional judío, hay que recordar que la Margen Occidental fue capturada por Israel en la guerra defensiva de 1967. He aquí la gran diferencia. (…)
Sería más correcto no utilizar el término ‘anexión’ y hablar de “la aplicación de la ley israelí a partes de la Margen Occidental”.
Eyal Zisser, de la Universidad de Tel Aviv, denuncia la fijación de la UE con Israel, que a su juicio obedece tanto a israelofobia y arabofilia como a un antiamericanismo que en muchos se ha exacerbado durante la presidencia de Donald Trump.
Tras erradicar el coronavirus que ha devastado los países de Europa y provocado grandes divisiones en su seno, la UE ha vuelto a poner el foco en su tema favorito: Israel.
El nuevo Gobierno [israelí], que apenas se ha reunido y ni siquiera ha publicado todavía su plan de acción, ya está recibiendo amenazas de acciones punitivas por parte de la UE, que incluyen la imposición de sanciones económicas e incluso la suspensión de las relaciones diplomáticas, si osa seguir adelante con su intención de aplicar la ley israelí sobre partes de Judea y Samaria.
[…]
(…) A la UE no le importan los palestinos (…) La preocupación por la legalidad internacional, esa que dice que viola Israel, tampoco es una de sus grandes prioridades. Después de todo, la UE se muestra indiferente ante la ocupación turca de Chipre, como tampoco le importan el Tíbet y el Sáhara Occidental. 
Israel (…) es siempre visto como un objetivo digno de flagelación, a fin de ganarse el reconocimiento árabe y musulmán. (…)
(…) Los europeos flagelan a Israel, pero su intención es dañar al presidente de EEUU, Donald Trump, al que muchos de ellos ven como un adversario

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