ESTOY ASUSTADO
Ahora que tenemos la sensación de que el Coronavirus comienza a disminuir su efecto…
Entonces, noto en mí cierta intranquilidad, algo de preocupación.
Soy de los que creen, piensan y tienen la certeza de que la Vida quiso enseñarnos algo esencial.
Soy de los que creen, piensan y tienen la certeza de que cuando le damos la espalda al mensaje de la Vida, ella volverá a intentarlo de mil maneras.
Me asustan las personas que sólo esperan que se descubra la vacuna para retomar la rutina.
Me asusta que sigamos siendo exactamente los mismos, pero ahora escondidos tras barbijos.
Estoy asustado.
Porque no se trata de “modificar algo”.
Sino de cambiar.
Porque no se trata de adoptar nuevos hábitos.
Sino de transformarnos.
Ahora que el tapaboca nos impide hablar con normalidad, debemos aprender el lenguaje de las observación.
Del cara a cara.
Estoy asustado de que veamos en el virus, sólo un virus.
De que no hayamos aprendido la lección, de que el Mensaje no haya llegado a nuestras almas.
Por eso, despacio.
Con pasos cortos, pero firmes.
Y con la más profunda convicción de que “vencer el virus” es salir de nuestro encierro más humanos, más esenciales, más cerca de nosotros mismos.
Y mucho más sensibles y mortales.
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