miércoles, 24 de febrero de 2021

 IRÁN AFLOJÓ LA CUERDA, PERO NO BAJÓ LA GUARDIA

La calamitosa herencia de Trump le arruinó a Biden la tranquilidad típica de los primeros 100 días de gracia de todo nuevo gobierno. Pero el extravagante ex presidente de USA no fue el único aguafiestas de la toma de mando del flamante inquilino de la Casa Blanca. Un mes antes de los simbólicos actos en Washington, la línea dura del liderazgo iraní se encargó de enviar un claro mensaje a la nueva administración estadounidense.

En represalia a las sanciones de Trump y el asesinato de su científico nuclear Mohsen Fakhrizadeh, el parlamento iraní aprobó una ley que obliga al gobierno a suspender las inspecciones de sus instalaciones nucleares por parte de inspectores de ONU y a acelerar el enriquecimiento de uranio más allá de los límites establecidos por el acuerdo firmado entre Teherán y seis grandes potencias en 2015 (JCPOA, por sus siglas en inglés), si las sanciones de USA contra Irán no se levantan hasta el 23 de febrero de 2021.

RAFAEL GROSSI – DIRECTOR GENERAL IAEA

Biden reiteró en su campaña electoral que, durante sus primeros 100 días de gobierno y entre otras tareas, regresaría al acuerdo para frenar la carrera nuclear de Irán. Atento a críticas del pasado por parte de los aliados tradicionales de su país, Israel, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes, una semana antes que expire el ultimato iraní, Biden, junto a Alemania, Francia e Inglaterra, propuso formalmente a Irán iniciar negociaciones para retornar al marco del acuerdo anterior. Como complemento se condicionó a que Irán vuelva a cumplir los términos estipulados en el documento original (niveles de enriquecimiento y stocks de uranio), al que se le agregaron nuevas limitaciones a las denominadas “actividades desestabilizadoras de Irán” (desarrollo balístico y apoyo de actividades terroristas en Medio Oriente).

La réplica del canciller de Irán fue inmediata y tajante: “En vez de acusar a Irán, USA y Europa deberían cumplir sus obligaciones del acuerdo de 2015 y terminar con el legado de terrorismo económico de Trump. USA se retiró por iniciativa propia del acuerdo y lanzó sanciones económicas a Irán. Irán está dispuesto a retornar palabra por palabra al acuerdo original después que USA declare su intención continuar con el acuerdo y anule previa e incondicionalmente las sanciones económicas impuestas en contra de Irán” (Twitter de Javad Zarif, canciller iraní, 18-2-2021).

Repentinamente la agenda del nuevo presidente de USA pasó a una situación de mucha tensión y peligro. Solo restaban 5 días para que los inspectores de IAEA (Organización Internacional de Energía Atómica, por sus siglas en inglés) preparen sus maletas y regresen a sus países de origen perdiendo todo control de las actividades nucleares de Irán.

¿Quién ayudó a Biden, por el momento, a sacar las papas del fuego? Fue justamente el diplomático argentino Rafael Grossi, recientemente nominado Director General de IAEA. Ante la inminente crisis con posibles resultados imprevisibles, Grossi viajó a Teherán donde mantuvo reuniones con los mas elevados niveles del gobierno persa. A su retorno a Viena, en conferencia de prensa anunció que IAEA arribó a un acuerdo por un limitado período de 3 meses a partir del día 23 de febrero próximo. Según este documento se acordó la continuidad de las inspecciones del programa nuclear de Teherán, aunque la República Islámica reducirá significativamente las visitas de los inspectores a las instalaciones iraníes. Según las propias palabras de Grossi, “Acordamos algo vital. Se trata de una solución práctica y transitoria, que se sobrepone a las diferencias a los efectos de salvar la situación de este momento. Perderemos algunos aspectos, entre ellos las inspecciones por sorpresa en instalaciones nucleares” (“IAEA: acordamos con Irán la continuidad de las inspecciones en instalaciones nucleares”, Haaretz, 21-2-2021).

Conclusión:  Irán aflojó un poco la cuerda, pero no bajó la guardia. Con la sola concesión de la postergación por 3 meses consiguió reducir significativamente el nivel de las inspecciones, mientras que se reserva el derecho de expulsar a los inspectores de IAEA el 23 de mayo próximo.  Biden solo logró adquirir tres meses de tiempo para programar sus futuros pasos, mientras que Irán, prácticamente no se movió un milímetro de sus posiciones.

Lo que queda claro también es el marco de las negociaciones. El retorno al acuerdo de 2015 es una temática cuyos componentes en discusión son únicamente tres: Declaración de USA que retorna al acuerdo, cancelación de las sanciones de USA contra Irán y la vuelta al cumplimiento de las obligaciones de Irán según el documento original. Las temáticas incluidas dentro de la definición de “actividades desestabilizadoras de Irán” es algo que Teherán se opone terminante siquiera a negociar, y si lo hace, seguramente exigirá nuevas y significativas concesiones probablemente muy difíciles de tragar para la contraparte, y seguramente, también para Israel y los países sunitas de la región.

Un detalle importante de señalar. Israel, y particularmente Netanyahu, añoran los tiempos de Trump. ¡Cuán fácil era llamar por teléfono a Washington para que su cancillería declame palabra por palabra las exigencias de Jerusalén! Con Biden, da la impresión que ese cantar arribó a su fin. El gobierno de Israel presenció todo el proceso antes descripto solo sentado como espectador pasivo en la tribuna. Como lo caracterizó Tzvi Harel, “El tren de la diplomacia de Biden partió hacia Irán y no se detendrá en Israel”

Daniel Kupervaser

Herzlya – Israel 22-2-2021

http://daniel.kupervaser.com/

kupervaser.daniel@gmail.com

@KupervaserD   

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