SIN GOBIERNO
Netanyahu no pudo presentar un gobierno de coalición antes de la medianoche, cuando expiró su mandato para lograrlo después de las elecciones del 23 de marzo, lo que mantiene el bloqueo político de más de dos años en Israel.
Poco antes de la medianoche, Bibi informó al presidente Rivlin de que no podía formar un gobierno y, por lo tanto, devolvió el mandato al mandatario.
Netanyahu no solicitó los 14 días adicionales que podía requerir, por lo que el presidente será clave en los próximos tres días para otorgar el mandato a otro candidato, que podría ser el centrista Yair Lapid del partido Yesh Atid, o bien traspasar la tarea a la Knéset.
Este miércoles, Rivlin se pondrá en contacto con los partidos con representación parlamentaria para la continuación del proceso de formación de gobierno.
Bibi - que ganó los comicios del 23 de marzo, pero sin mayorías parlamentarias - obtuvo hace 28 días el mandato para intentar crear coalición, pero tras casi un mes no consiguió avances significativos ni obtener el apoyo de 61 diputados, el mínimo necesario para gobernar.
Junto a su partido, Likud, sus socios ultraortodoxos - Iahadut HaTorá y Shas - y el ultraderechista Partido Sionista Religioso, consiguió solo 52 escaños, insuficientes, y sin haber podido convencer a posibles socios como la formación ultraderechista Iemina de Naftali Bennett o el partido islamista Ra'am de Mansour Abbás, para sumar en una compleja coalición.
En la situación actual, analistas y medios apuntan que Rivlin podría asignar la tarea de formar gobierno al centrista Yair Lapid, de Yesh Atid, que quedó segundo en los comicios y fue también quien siguió a Netanyahu en recomendaciones para obtener el mandato en las consultas entre el presidente y los partidos políticos a inicios de abril.
Lapid - que tampoco tiene una mayoría clara - encabeza el bloque del cambio, una amalgama de más de siete formaciones de ideología muy diversa que van de la ultraderecha, centro e izquierda, pero están unidas en su oposición a Netanyahu.
Con todo, las extremas diferencias parecen una dificultad para formar una coalición opositora, dado que requeriría el apoyo de al menos un partido árabe al mismo tiempo que de una o dos formaciones de extrema derecha sionista.
Otro escenario posible sería que Rivlin no otorgue el mandato a ningún diputado en particular, sino a la Cámara, permitiendo que cualquier miembro de la Knéset intente obtener una mayoría en un 21 días.
De no funcionar ninguna de estas alternativas, los ciudadanos israelíes podríamos tener que dirigirnoa nuevamente a las urnas, por quinta en vez dos años y medio.
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