“Durante dos semanas en agosto de 1936, la dictadura nazi de Adolf Hitler camufló su carácter racista mientras era anfitrión de las Olimpiadas de Verano.
Dejando de lado su agenda antisemita y los planes de expansión territorial, el régimen aprovechó las Olimpiadas para impresionar a miles de espectadores y periodistas extranjeros al presentar una imagen pacífica y tolerante.
La esgrimista alemana de origen judío, Helene Mayer, fue la única deportista judía que representó a
Alemania en los Juegos Olímpicos de Berlín.
Ganó la medalla de plata en esgrima individual femenino y después de las Olimpiadas Mayer emigró a Estados Unidos.
En la imagen, Helene Mayer saluda brazo en alto en el podio de los Juegos de Berlín en 1936”.
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