domingo, 24 de diciembre de 2023

 Del American Enterprise Institute

TRADUCIDO POR 

Marcela Lubczanski
American Enterprise Institute – AEI

Olvídense de una solución de dos estados para los palestinos. Tres o cuatro es más realista

 

Por Michael Rubin

Diciembre 20, 2023

Tanto Estados Unidos como Israel han visualizado hace mucho tiempo una solución de dos estados para el conflicto entre Israel y los palestinos. 

“Necesitamos renovar nuestra resolución de buscar esta solución de dos estados donde los israelíes y los palestinos puedan un día vivir lado a lado en una solución de dos estados con igual medida de libertad y dignidad,” declaró el Presidente Joe Biden el 24 de noviembre.

El primer ministro Benjamin Netanyahu puede rechazar el encuadre, pero acepta el objetivo en tanto los diplomáticos y palestinos reconozcan la naturaleza judía de Israel. Prominentes diplomáticos y políticos, sin embargo, ahora dicen que la solución de dos estados está muerta. Tres décadas después de los Acuerdos de Oslo, la adopción del terror y rechazo a Israel por parte de los palestinos sigue siendo un impedimento para su estado. La guerra actual en Gaza sólo aumenta la polarización.

¿Entonces cuál es la alternativa? La Izquierda argumenta que la falla en acceder rápidamente a la independencia palestina llevará a los árabes palestinos a superar en número a los judíos israelíes dentro de Israel y en territorio que reclaman los palestinos. Muchas de las estadísticas que ellos citan, muy como los recuentos de muertos del Ministerio de Salud de Hamas, son ficticias. Aun así, los diplomáticos son superficiales y raramente preguntan de dónde salen los números. Éste es el motivo por el cual funcionarios tales como el ex secretario de estado John Kerry insisten en que el rechazo de Israel a ceder ante las demandas palestinas obligará a Israel a elegir entre su carácter judío y su democracia.

Para algunos funcionarios, una solución de dos estados en la cual Israel cese efectivamente de existir como estado judío sería preferible. Aun antes del pogrom de Hamas, por ejemplo, la ex presidenta irlandesa Mary Robinson, cuya antipatía hacia el estado judío es profunda, y el ex secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, argumentaron que una "realidad de un estado" eclipsaba las esperanzas de una solución de dos estados.

En Washington, también, tales declaraciones se están volviendo convencionales.

El 14 de diciembre, el Centro Árabe de Washington D.C. patrocinado por Catar argumentó que la solución de "un estado" era el nuevo "camino a la paz." La Rep. Rashida Tlaib (D-MI) también respalda una solución de un estado. Tal sentimiento, sin embargo, refleja antisemitismo. Apoyar un estado contra el trasfondo del apoyo mayoritario palestino por la decapitación de bebes judíos y violación y mutilación de mujeres judías por parte de Hamas el 7 de octubre, es sólo respaldo saneado al genocidio. Es irrealista esperar que algún estado cese voluntariamente su existencia y abrace la aniquilación o exilio de su pueblo.

Aun si la sociedad palestina abrazara la tolerancia religiosa, ni los palestinos ni ningún estado árabe, aparte de quizás cada vez más Irak, tienen ninguna cultura de democracia. Mientras Israel es multiétnica y sostiene la libertad religiosa, no solo Hamas sino también la Autoridad Palestina demandan que su territorio sea Judenrein. El apartheid existe en la región, pero en Gaza y Ramallah, no en Jerusalén y Tel Aviv.

¿Si una solución de un estado es equivalente a genocidio y una solución de dos estados es impracticable, hay otras alternativas?

Sí, es hora que tanto los israelíes como la comunidad internacional consideren una solución de tres—o cuatro estados. La insistencia en un único estado palestino es tan arbitraria como el nacionalismo palestino. Después de todo, hay dos Rumanias (una llamada Moldavia), dos Albanias (una llamada Kosovo) y dos Turquías (una llamada Azerbaiyán). Apenas hace un siglo, la mayoría de los palestinos se consideraban a sí mismos sirios. El nacionalismo palestino surgió junto al, y en reacción al, Sionismo. Gaza y la Margen Occidental nunca compartieron la misma cultura política, especialmente cuando Egipto ocupó la primera y Jordania la última. El golpe de Hamas del 2007 y su adoctrinamiento a una generación han hecho irreversible la división.

Mientras el presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas, de 88 años de edad ha priorizado el poder personal por sobre preparar a los palestinos para la independencia, es concebible que porciones de la Margen Occidental podrían estar tanto listas como dispuestas a intercambiar independencia por desarme. ¿En tal caso, por qué los que están en Belén o Jericó deberían tener negados sus sueños por la militancia en Nablus o Gaza?

Durante la crisis actual, Jordania se ha comportado mal, condenando el contraterrorismo israelí aun cuando el rey jordano Abdullah II busca erradicar a Hamas dentro de su propio reino. Así como Turquía aprende que las revisiones de tratados pueden ir en ambos sentidos, así también  Abdullah II debería entender que terminar Oslo podría llevar a la reconsideración de si Jordania misma es la Palestina ocupada por intrusos hachemitas.

Los Acuerdos de Abraham tuvieron éxito descartando la sabiduría tradicional. Es hora de hacer lo mismo con los palestinos.

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